DONDE NACE LA CHISPA
jOKIN aLTUNA SE METE EN SU TERCERA FINAL CONSECUTIVA DEL CUATRO Y MEDIO CON UNA VOLTERETA FRENTE A oINATZ bENGOETXEA, QUE SUMÓ CINCO CHAPAS
Duración: 54:50 minutos de juego.
Saques: 2 de Bengoetxea VI (tantos 8 y 14).
Faltas de saque: Ninguna.
Pasas del Cuatro y Medio: Ninguna.
Pelotazos: 245 pelotazos a buena.
Tantos en juego: 12 de Altuna III y 11 de Bengoetxea VI.
Errores: 3 de Altuna III y 10 de Bengoetxea VI.
Marcador: 0-1, 0-4, 1-4, 1-6, 2-6, 2-9, 9-9, 10-9, 10-10, 10-11, 11-11, 12-11, 12-12, 12-14, 14-14, 19-14, 19-16 y 22-16.
Botilleros: Ejercieron de botilleros Jon Apezetxea (con Jokin Altuna) y Rubén Beloki (con Oinatz Bengoetxea).
Apuestas: Se cantaron posturas de salida de posturas a la par con cierta tendencia colorada.
Incidencias: Partido correspondiente a las semifinales del Campeonato Eusko Label del Cuatro y Medio de la LEP.M disputado en el frontón Labrit de Iruñea. Lleno. En el primer partido, Alberdi-Erasun ganaron a Agirre-Salaverri (12-18). En el tercero, Artola-Aretxabaleta vencieron a Laso-Albisu (22-14).
Bilbao - La chispa es un fenómeno extraño, que lo mismo nace en medio de montañas de oro que entre las soledades del que se ve derrotado. La chispa es una explosión silenciosa que nunca sigue una pauta. Ninguna. Es revolucionaria. La chispa nace y muere caprichosa, porque no se rige por las leyes naturales ni por las convencionales. La chispa crece de un plumazo. Revienta. Es un Big Bang en el interior, que esparce electricidad hasta la punta de los dedos. A veces, cuando pintan bastos, llega como un ángel de la guarda que arregla cualquier entuerto; otras, desaparece, Guadiana, como por arte de birlibirloque y desnuda al pelotari. La chispa existe en un bolsillo atado a las entrañas y se alimenta de las casualidades. ¿Dónde está? Cuestión universal. Jokin Altuna, que ha vivido todo el Campeonato Eusko Label del Cuatro y Medio en la tortura del que quiere y no encuentra, se abrazó ayer a ella para sobrevivir en el Labrit de Iruñea. Lo hizo tras encajar un 2-9 inicial ante un Oinatz Bengoetxea vestido de domingo, pero al que condenaron cinco chapas y la solidez de su contrincante una vez superado el trance inicial. Casta de campeón.
El amezketarra sacó oro de su interior ante la amenaza del rodillo. El genio le llegó trabajando. Listo, el guipuzcoano consiguió su tercera final consecutiva de la modalidad al acunar entre los dedos la chispa y dotarla de solidez, de brújula. Altuna III realizó una semifinal soberbia, debatida a gran velocidad, otorgando sensatez a contrarreloj. Tras el 2-9, Jokin fue más que artista, arreglando con cemento el desaguisado. A tumba abierta en la reacción, el de Aspe atropelló a Bengoetxea VI, desafortunado. Cambiaron las tornas.
Y es que, el inicio fue un trabajo perfecto del pelotari de Leitza, sensacional a la hora de manejar los tiempos del juego, exigiendo un alto precio por una espídica colección de arabescos en el frontón. A Altuna III le costó entrar, desnortado, avasallado. El dominio, grande en el peloteo, fue ritmo de travesura. Bengoetxea VI en el país de las maravillas. Se escapó con dos buenos tirones hasta el 0-4 y el 2-9. Los efectos de muñeca, la simplicidad de la velocidad, las jugadas largas y la falta de aire quitaron el aliento a Altuna. Helado el campeón, un fogonazo le recorrió el espinazo al parar Oinatz un remate claro y besar la chapa. Fue un chispazo. Aunque le costó, Jokin se partió el lomo y se agarró al partido. Fuentes de oxígeno: una pelota cruzada por la pared y dos saque-remates. Dos ganchos estratosféricos acercaron la igualada, que se cerró con un gancho fuera de Bengoetxea VI, que no aprovechó el temblor de piernas de un Altuna III en reconstrucción. 9-9. Además, se registraron empates en el décimo, el undécimo y el duodécimo cartón. Oinatz, con un remate al tercer golpe y un saque, apuró la semifinal (12-14).
Sin embargo, del tajo emergió el mejor Altuna III, el que destila magia, pero con un perfil más obrero. ¡Boom! Más terrenal, sí; pero también inspirado. “Necesito ritmo”, comentó Jokin en la elección. ¿De dónde nace la chispa? Del trabajo. ¡Eureka!
Los errores en el remate de Bengoetxea, fundido en algunos momentos, dieron argumentos al amezketarra, cada vez más fogoso. Y se escapó hasta el 19-14 con una tacada de siete tantos. El 18-14 fue el mejor: por juego y entereza. A Oinatz no le quedó otra que tirar de chistera. Y no tuvo suerte. La fe llegó de un resto estupendo y un dos paredes de arquitecto. Dos chapas y un gancho fuera condenaron al navarro y elevaron a Altuna.