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Iker Irribarria y el espejo de Idoate

El zurdo, en un año profesional, aspira a tumbar a Aimar hoy en el Labrit y a meterse en semifinales del Manomanista

Iker Irribarria y el espejo de Idoate

IKER Irribarria (Arama, 1996) lo tenía clarito hace un año, justo antes de enfrentarse a Víctor Esteban en la final del Manomanista de Segunda: “Esto es un proceso muy largo. Si gano la final, no voy a ser el mejor; y si pierdo, no se va a acabar el mundo. La cabeza para adelante”. El camino del manista guipuzcoano se mecía en dos meses de profesionalismo con victorias fáciles y una pegada de lujo. El delantero de Ezcaray, en el Beotibar de Tolosa, le devolvió el golpe con la realidad en un duelo en el que se vieron las distintas fotografías de los dos pelotaris: la constancia del riojano y la explosividad del aramarra. El 22-17 no fue un drama para el zurdo.

Más que nada, porque su crecimiento ha sido exponencial en cada uno de los obstáculos que le ha puesto Aspe. Incluso, apelaba entonces a cierto terror escénico a la llegada a Primera. ¡Qué cosas! Espetaba que “quizás es lo que más miedo da, porque hay que mantenerse”. Un curso después no quedan loas para el puntillero, al que el terror se le ha derramado entre los dedos a base de pasos de gigante en cada una de sus pruebas. En medio año en el ruedo profesional, la operadora de Eibar le metió en el Cuatro y Medio de Primera, sin previo paso por Segunda, debido a la fe que tenían en él. Perdió a las primeras de cambio ante Mikel Olaetxea (22-21) pero pudo instalarse en el estelarismo, de tal modo que adelantó por la derecha a Julen Retegi e Yves Xala en la pelea por la alineación del Parejas. En la competición más larga del campeonato, sin demasiada suerte debido a los resultados y la baja tempranera de Aitor Zubieta por dos lesiones graves, ha destilado desparpajo y sinvergonzonería.

Sin embargo, en el Manomanista, competición a la que accedió tras pasar por una previa ante David Merino (11-22), ha destacado, coronándose como una de las grandes revelaciones del torneo. Los triunfos sobre Iker Arretxe (14-22) y la paliza a Jon Jaunarena (2-22) le han puesto a las puertas de algo importante: en cuartos de final y contra Aimar Olaizola enfrente. El Labrit de Iruñea, a partir de las 19.00 horas, será el juez de la semifinal y repartirá el segundo billete a la antesala de la pelea por la txapela.

“Esta eliminatoria creo que hay que afrontarla con cierta normalidad. Si haces cosas a las que no estás acostumbrado, hay menos oportunidades de que salgan bien. Así que lo llevo normal”, desgrana el zurdo de Arama, quien viene soñando con este tipo de envites desde que era un chaval. “Desde pequeño, siempre piensas en jugar contra Aimar e Irujo y no te crees que esto pueda ocurrir. Por suerte, me ha llegado”, sostiene el aramarra, en cuyo ADN está impresa una pegada descomunal. u zurda es un cañón, pero, a base de entrenamientos, goza de una diestra potente, que le convierte en prácticamente ambidextro.

Olaizola II, que se mide a un adversario del que dice que es “el peor” de los que vienen de abajo, es el subcampeón en liza y el rival a batir. “Todos le tenemos analizado, pero la teoría y la práctica son muy distintas. No sale siempre. Es muy difícil ganar a Aimar”, concreta el guipuzcoano, al que las dudas del delantero de Asegarce no le influyen. Dice el zurdo que “no me creo nada. Si sale de blanco, estará al cien por cien. Todos sabemos cómo juega. Los primeros partidos para nosotros pueden ser peligrosos, pero sabemos que él juega una barbaridad. Además, es muy regular y tiene una gran izquierda”. Respecto a sus últimos triunfos, sencillos en el resultado, define que “de fuera parece fácil, pero hay un trabajo detrás de toda la semana”.

Entre las características que le han dado alas, Irribarria resalta una sobre todas las cosas: no desorientarse. “No he perdido la cabeza y eso es importante en el mano a mano. Si pierdes la concentración y el saque, te pueden hacer tacadas muy grandes”, define. No obstante, de cara al enfrentamiento de hoy, el joven guipuzcoano considera que “si a Aimar le tienes lejos del frontis, tienes más oportunidades de ganar. Espero tenerle colocado atrás y tener pelota para acabar”. La hoja de ruta pasa por mandar y dominar, porque el de Goizueta apenas regala. El Labrit marcará si la gran ilusión del aramarra se convierte en realidad y sigue los pasos de Mikel Idoate. El txantrearra llegó de dos previas a las semifinales en su primer curso en el Manomanista. Un espejo.