Bilbao - "Cecilio", repite Pedro García, prestigioso masajista logroñés. Alude al zaguero de Ezcaray, voleísta, artista y casi diestro cerrado, para explicar la situación de la mano izquierda de Juan Martínez de Irujo en la batalla contra el reloj que llevan a cabo el pelotari y el grupo que forman García, Txema Urrutia y Juanjo Sías. "Yo comparo sus manos. Son grandes pegadores. Con Cecilio hemos tenido problemas que ya vamos solucionando. Él empezó antes con los problemas en su derecha y con el inconveniente de que juega siempre con una mano. En el tema de Juan, dicen que no hay mal que por bien no venga. Así, hemos visto esa diestra que, como digo yo, tenía infrautilizada", revela el riojano. Y es que, la final de hoy en el Bizkaia de Bilbao entre Olaizola II-Aretxabaleta e Irujo-Barriola, a partir de las 18.30 horas, viene marcado por el ruido de sables que rodea a la mano izquierda del puntillero de Ibero. "Pero no es clave", analizan todos los pilares que rodean a Juan. Ni Pedro García, ni Abel, ni el propio Irujo, ni sus adversarios. Es un factor importante, pero, a priori, no tiene por qué ser determinante.

Aun así, tal y como explica el masajista riojano, "para curar la mano de Juan nos hará falta más tiempo, aunque la final se juega hoy y se jugará como esté. La mano de Juan está al cincuenta por ciento. ¿Qué va a pasar? No lo sé. Vamos a estar trabajando hasta el último minuto", revela García, quien apostilla que "si podemos conseguir llegar al 52, mejor que al 48, pero tenemos la seguridad de que esa mano izquierda va a estar para usarla en momentos puntuales". La certeza es clara. "Vamos ganando terreno pero centímetro a centímetro. La mano está entre algodones y haciendo las pruebas justas para no provocar inflamaciones y no pasarnos. La gente tiene que saber que no es un Juan en plenitud", confiesa asimismo el masajista de pelotaris. Siendo positiva, por otro lado, la visión de García, las opciones de mejorar su juego personal, tal y como pasó en el último partido de semifinales, es una realidad: "Puede ser muy bueno, entre comillas, para la carrera de Juan porque está jugando de otra forma. Si aprende a jugar así, el día que tenga la izquierda al cien por cien... Esta lesión nos ha permitido ver que tiene una derecha enorme y al Irujo más reflexivo. Hemos visto a un pelotari que mide sus pelotazos, que deja jugar a su compañero y que es la mitad de dos. Ha hecho también que Barriola juegue un montón".

De este modo, en la batalla contra el cronómetro entran varios factores que determinan que el hematoma se haya convertido en un quebradero constante de cabeza. Un golpe de presión. Una losa. "Hemos probado todo el arsenal de fisioterapia. Hemos probado todo lo que se puede probar. La mano está mejor de lo que estaba, pero en otras lesiones hemos conseguido mejoría de modo más rápido", analiza. Además, Martínez de Irujo ha pasado durante la semana pasada un calvario de kilómetros en busca de soluciones entre Maule y Logroño. "Fue a Iparralde porque estábamos probando con una terapia a la que está acostumbrado y a ver qué pasaba al cambiar de manos". Con previsión de lo que pasa, el trabajo de García, Urrutia y Sías consistirá en mantener protegida la zona lo máximo posible. "Una mano si va al frontón con problemas tiene el hándicap de que llevamos ese problema, pero en las protecciones ya lo hemos tenido en cuenta. Ya sabemos lo que llevamos. Está interiorizado", determina el riojano. Agrega García además que una de las mayores murallas con las que se han encontrado en el proceso de curación de la zurda de Juan es la preparación de los tacos para "puentear" la zona. "Es difícil de proteger porque es un extremo de la mano, es la articulación del índice. Si es más central, podemos hacerle mejor un puente. Hemos desarrollado sistemas que nos permiten distribuir el impacto un 300% de lo que hacíamos antes, pero no es suficiente. Podría ser suficiente en un pelotari con la mitad de pegada, pero su pegada no la tiene nadie", confirma Pedro, quien recuerda una ocasión en la que Martínez de Irujo, golpeando un sotamano del cinco, "dijo que las protecciones habían sonado raro". Juan había roto una placa de metal en cinco trozos del golpe. Algo extraordinario.

Por último, agrega García que "cada hora que tengamos es preciosa. El estrés influye muchísimo en la recuperación de los deportistas. Una rotura de fibras en un deportista sometido a estrés precompetición, por ejemplo, cuesta muchísimo más de recuperar que la misma dolencia en reposo. La angustia y la sensación de que tenemos el partido está ahí también y es un inhibidor".

la juventud y la triple corona Siendo la izquierda uno de los pilares sobre el que se sustenta la final del Parejas, la cátedra lo tiene claro y las apuestas saldrán de forma muy decantadas por el combinado de Asegarce. Aimar Olaizola, que ha cuajado un campeonato para enmarcar, y Andoni Aretxabaleta, cuyo despliegue ha sido impoluto durante su primera comparecencia en el Parejas, tendrán la confianza en las apuestas, que saldrán 100 a 70. De este modo, aunque el pelotari de Goizueta no entiende por qué jugando con un debutante puedan tener esa vitola de favoritismo, el trabajo del markinarra es una incógnita. Disputa su primer encuentro de tamaño calado y el peso de los nervios es una roca enorme en la mochila. No obstante, el vizcaino no ha acusado la presión en todo el campeonato y aún no se conoce cómo puede responder en una situación como la de hoy. Se da por seguro el trabajo de Olaizola II, pero la juventud de Andoni se asoma como una de las piezas importantes del puzzle del Parejas. Siempre relajado, tranquilo y dicharachero, Aretxabaleta suele gozar de una buena predisposición en la cancha.

"Ya tengo hecha la mochila", afirma además el guardaespaldas de Markina. Espera el bombardeo de Martínez de Irujo y Barriola en el asalto a la txapela, que puede suponer devolver la gloria a Bizkaia. Roberto García Ariño, en 1981, fue el último en coronarse y son ya 33 años de sequía manista. Una eternidad sin títulos.

Instalado en esa eternidad y con la ilusión de un debutante, en la otra orilla está Abel Barriola. Con dieciséis cursos de profesional a sus espaldas, la suerte nunca le ha dibujado una sonrisa en el Parejas. Llegó a su primera final en 2011, pero una rotura de fibras y la negativa de las empresas a conceder un aplazamiento que posteriormente han concedido en otras circunstancias le arrebataron la posibilidad de salir a la cancha. Fue una injusticia. Alejado ya de aquella nefasta decisión empresarial, el leitzarra no olvida aunque "mira hacia adelante". Y tan caprichosa es la suerte y la pelota, que es redonda como metáfora, que tres años después tiene la oportunidad de reencontrarse. "No es una espinita", dice. A pesar de ello, el desembarco de Barriola en este encuentro supone una cuestión transcendente: escribir su nombre en la historia. El solvente zaguero navarro posee las txapelas del Cuatro y Medio y el Manomanista, pero le falta la rúbrica en el torneo de duetos para colocarse a la altura de Julián Retegi, Fernando Arretxe y los propios Juan Martínez de Irujo y Aimar Olaizola, todo ellos en el club de los elegidos, todos ellos con la triple corona en la estantería de las txapelas. Cualquiera de los dos zagueros puede inscribir su nombre en los libros de pelota.

Entre la zurda de Irujo, la juventud de Aretxabaleta y la incógnita de cómo responderá, la fiabilidad de un Olaizola II que parece intocable y el juego de Barriola, cuyo despliegue en el último partido de semifinales fue increíble, serán los factores que determinen un partido más abierto de lo que parece. Si Juan saca su diestra a pasear, Andoni tendrá que echar el resto para aguantar el chaparrón.