Ya se han disputado tres Grand Slams en 2024 y, de momento, ninguno lleva el nombre de Djokovic, Nadal o Federer. El último año en el que no ganó alguno de los miembros del Big Three histórico uno de los grandes torneos fue en 2002: por orden cronológico, Thomas Johansson, Albert Costa, Lleyton Hewitt y Pete Sampras. Djokovic, vencedor en siete de los doce entre 2021 y 2023, reconoció tras su derrota en Wimbledon: “Ahora mismo no estoy al nivel de Sinner y Alcaraz”. Y eso puede ser una señal de que el relevo ha llegado de forma definitiva, algo que por otra parte es normal porque la edad no perdona y ni siquiera un portento físico como el serbio puede detener la juventud y frescura de sus nuevos rivales.
El italiano, ganador en Australia, tiene 22 años. El murciano, triunfador en Roland Garros y Wimbledon, tiene 21. El futuro es suyo y, salvo que alguien surja de repente, no aparecen muchos más candidatos a pelear con regularidad por los grandes torneos, esos que a cinco sets separan el grano de la paja. Sinner y Alcaraz pueden crear una nueva y larga rivalidad, también porque son dos personalidades diferentes, dos maneras de presentarse ante el desafío de la competición. El primero es más introvertido, menos expresivo, mientras que el segundo es un torrente expresivo en la pista, uno de esos jugadores que enganchan con el aficionado, incluso aquellos menos interesados por el tenis.
Alcaraz es consciente de que su juego levanta pasiones incluso en la sobriedad de Wimbledon, pero de esos ha habido muchos. La diferencia del tenista de El Palmar es que gana. Son ya cuatro Grand Slams con solo 21 años, el más joven en lograrlo, y ahora la gran pregunta es saber dónde están sus límites, cuál es su techo. “Hasta que no llegue a dos cifras en triunfos de Grand Slams no puede considerar que puede comer en la mesa de los grandes campeones”, ha comentado el murciano tras lograr su segundo triunfo en la hierba londinense. Solo cinco jugadores en la Era Open han ganado diez o más grandes y ahora el desafío para Alcaraz, su equipo y su entorno es manejar los tiempos, controlar las ansías de la juventud de querer que eso llegue pronto.
El tenista de El Palmar se ha mostrado infalible en finales de Grand Slams, lleva cuatro de cuatro, pero eso no puede durar siempre, la derrota puede llegar en cualquier momento y de ellas trata de aprender Alcaraz, como de las del año pasado ante Djokovic en París y Medvedev en Nueva York. En Londres ha logrado completar su primera defensa de un título y eso le ha cargado de optimismo y confianza para los retos que aún le quedan ahora que se ha convertido en la punta de lanza del tenis mundial y eso le obliga a aparecer en casi todos los frentes competitivos.
El siguiente son los Juegos Olímpicos, los primeros para él, donde tiene claro que quiere ganar “una o dos medallas”, de nuevo sobre la tierra de Roland Garros. “Tengo grandes expectativas, no solamente desde el punto de vista deportivo, sino también desde la gran experiencia que significa vivir un evento como este, de disfrutar de la villa olímpica con el resto de atletas españoles. Creo que será una gran experiencia para mí, así que quiero disfrutarla por completo”, comenta a Tennis Channel.
Ambición olímpica
En París partirá dentro de dos semanas como uno de los claros favoritos del cuadro individual y formará pareja con Rafa Nadal, que ya ha ganado sendos oros en las dos modalidades: en Pekín y en Río de Janeiro. Los dos van a recibir toda la atención en el tenis olímpico por razones obvias. Pero Alcaraz va a tener que encontrar tiempo para trabajar en el acoplamiento con el balear, que busca rodaje en Bastad, donde ayer debutó con una victoria en dobles junto a Casper Ruud y hoy juega ante Leo Borg.