Jon Rahm jugó muy bien al golf durante once hoyos en la primera jornada del LIV Golf Andalucía, pero no encontró el premio en su tarjeta. En el último tercio, jugó peor y cometió errores que Valderrama le hizo pagar caros y, así, el barrikoztarra pasó de estar en el hoyo 11 a un golpe del liderato a acabar el día con dos sobre par y a siete golpes del surafricano Dean Burmester. No es una desventaja insalvable, aunque sí elevada, sobre todo en un campo como el gaditano en el que acabar bajo par suele ser un notable balance. Ayer, en una jornada en la que sopló el viento racheado tan temido, solo siete jugadores lo consiguieron, por lo que Rahm tendrá que rendir a su mejor nivel para aspirar a la victoria.

En su regreso a Valderrama, el golfista vizcaino fue seguido por una multitud, también porque compartía partido con Sergio García, el tipo que más veces ha ganado allí. Rahm arrancó con un bogey, pero luego pudo darle vuelta con buenos tiros hasta el green, tres buenos birdies y algo de mala suerte con varios putts que se le fueron por centímetros. Cuando parecía que la ronda estaba encauzada, llegaron esos fallos que tanto le están penalizando esta temporada en el LIV. En el 12 hizo un bogey por culpa de un mal hierro y en el 13 repitió al necesitar tres putts para embocar desde poco más de cuatro metros. En el 14 se le escapó una buena opción de birdie desde poco más de tres metros, igual que en el 16. Pero el 17, el hoyo emblemático de Valderrama y el más temido, dejó en nada todo el esfuerzo anterior.

Bryson DeChambeau ya había visitado el agua poco antes y lo mismo le ocurrió a Rahm con su tercer golpe. La consecuencia fue un doble-bogey que anuló todo el trabajo anterior. “No le he dado pesada, pero si controlo el efecto de la bola no va al agua e igual llega al green…”, comentó Rahm, conforme con su vuelta en líneas generales: “He jugado bien, ha sido un buen día, pero lo que me molesta más son los tres putts del 13″. Sus quejas se acrecentaron en la segunda mitad de la vuelta, pero no solo por sus errores. “Un subnormal que ha gritado mientras estaba en mitad del golpe de putt en el 17. No lo entiendo, di lo que quieras después del golpe…”, protestó. Así es el golf y así es el campo gaditano, que no permite el más pequeño descuido y obliga a pensar cada golpe y cada estrategia. “Valderrama en condiciones perfectas es complicado, pero asó, mucho más”, resumió Jon Rahm.