Un nuevo comienzo para Jon Rahm en el LIV Golf

Tras sonar varios nombres destacados, ha sido finalmente el inglés Tyrrell Hatton el convencido por la vía del talonario para incorporarse al LIV. Completan el cuarteto el zimbaués Kieran Vincent, forjado en el circuito asiático, y el estadounidense Caleb Surratt, un chico de 21 años que se estrena como profesional tras salir de la Universidad de Tennessee con gran currículo. Son trece equipos en el LIV Golf, 52 jugadores de lo más variado: desde grandes estrellas del presente, entre las que destacan Jon Rahm o Brooks Koepka; a otros que lo fueron, incluso ganadores de majors, y dejaron atrás sus mejores años; varios jugadores captados de la amplia clase media del PGA Tour; y jóvenes con proyección que se han incorporado directamente desde el golf universitario, como el catalán David Puig, también formado en Arizona State. Hay, por ejemplo, un cuarteto enteramente australiano (Ripper), otro surafricano (Stinger), otro latinoamericano (Torque), otro de leyendas europeas de la Ryder Cup (Majesticks)…

Ya se sabe que, de momento, los torneos del LIV Golf no computan para el ranking mundial por lo que esta misma semana Rahm, que no compite desde hace dos meses y medio en Dubai, podría perder el número 3 del mundo. “Sé que salvo que lo haga muy bien en los majors voy a perder posiciones, pero todos sabemos quiénes son los diez mejores del mundo, al margen de dónde jueguen”, asumió el barrikoztarra, que tiene los mismos objetivos de siempre: “Seguir ganando, individualmente o como equipo. Aquí y en los majors. Mi mentalidad no ha cambiado”.

Mayakoba supone el arranque de un formato atípico con solo tres rondas de juego, sin corte y con los jugadores saliendo a la vez desde cada uno de los dieciocho hoyos. Otra de las novedades que implementa el LIV Golf es que los aficionados van a poder elegir qué partidos quieren ver y decidir los emparejamientos. Los resultados individuales de los dos primeros días se tendrán en cuenta para que el domingo se determine el ganador individual, con un premio de cuatro millones de dólares, y el colectivo. Jon Rahm tendrá que adaptarse a un escenario nuevo, mucho menos exigente, pero que colma sus aspiraciones deportivas y familiares en este momento de su carrera.

Por cierto, el LIV arranca en su tercera edición sin que todavía no se haya consumado el cacareado acuerdo entre todos los actores del golf mundial. Nadie se aventura a asegurar nada, pero el PGA Tour ya se ha aliado con un conglomerado de empresas deportivas y propietarios estadounidenses y el PIF, el Fondo de Inversión saudí, no ha dicho la última palabra mientras cada vez más jugadores, con la Ryder Cup de 2025 en el horizonte, abogan por la reconciliación.