EN 1967 llegó al mundo un neonato que formado en las carreras de trial pasearía por el mundo el nombre de Gorliz, de Bizkaia y de Euskadi al firmar la primera victoria de un piloto vasco en el Campeonato del Mundo de Velocidad. Tres décadas más tarde del nacimiento de Herri Torrontegi, el 4 de diciembre de 1997, otro recién nacido procedente de la misma localidad, un lugar de alrededor de 6.000 habitantes, volvería a situar a Gorliz, a Bizkaia y a Euskadi en el mapa al convertirse en el primer piloto vasco en lograr una victoria en el Campeonato del Mundo de Trial. “Es súper curioso”, exclama el protagonista de esta historia. ¿Qué tiene Gorliz? Nadie podría responder con absoluta certeza. Pasión por el motor, desde luego. Pero lo que sí tiene Jaime Busto es talento, una destreza encomiable, porque solo así se puede conseguir el mismo año un doble subcampeonato del mundo en las dos disciplinas del trial, indoor y outdoor, es decir en pruebas que se disputan en interior, bajo techo, y en el exterior, al aire libre. Trial, deporte de motor que, a diferencia de MotoGP o la Fórmula 1, las dotes del piloto cobran mayor relevancia que las cuestiones mecánicas.

“Hasta el momento, 2023 ha sido la mejor temporada de mi vida. Para nada esperada, porque este año esperábamos un proceso de adaptación a la nueva moto –este año regresó a la marca GasGas– para ponerla a punto y así el año que viene poder dar el máximo, pero hemos visto que tenemos bastante potencial para hacerlo bien y ya para el año que viene esperemos mejorar un pelín”, sostiene Busto desde la perspectiva que concede el descanso relativo, porque tras bajarse de la moto llegan los compromisos publicitarios, la atención a los medios de comunicación... Tareas complementarias que en el complejo mundo del motor se antojan tan relevantes como los resultados para captar patrocinios. Aunque en el caso de Busto, campeón mundial júnior en 2014 –el más joven de la historia a sus entonces 16 años–, su irrupción fue estelar, fulgurante hacia la élite, dado que solo un año después ya competía en el Mundial absoluto. En paralelo, se convirtió en el único piloto en la actualidad que ha conquistado los títulos de todas las categorías existentes en España.

Jaime Busto contempla sus trofeos, en una vitrina situada en el domicilio de sus padres, en Gorliz. Oskar M. Bernal

Este año ha dado un paso más en su escalada. Además de los dos subcampeonatos mundiales, también se ha proclamado campeón de España y de la Liga de Naciones, competición de selecciones en la que participó junto al catalán Toni Bou y al gallego Gabriel Marcelli.

Busto, residente en Barcelona desde hace una década, desplazado hacia una de las mecas del motor para continuar su progresión, aprovechó ayer jueves, y solo ayer porque hoy tenía que estar de nuevo en la ciudad catalana, para realizar una visita fugaz a la familia, porque el resto del año discurre entre carreteras, aeropuertos, maletas, barro, rocas, muros, obstáculos, competiciones, entrenamientos... El peaje del profesionalismo. Sus padres, “muy contentos y orgullosos”, siguen afincados en Gorliz, donde inmaculados descansan los trofeos en una vitrina repleta. “La gran mayoría los tienen ellos. Para esas cosas soy un poco desastre, siempre los tengo medio abandonados; algunos me los he olvidado en no sé dónde y cuando vienen a verme siempre se llevan la mayoría porque ellos los tienen más ordenados”, comenta Busto, que confiesa que su padre “siempre me pide más”. “Es muy exigente, pero está más que orgulloso. Esa exigencia es lo que hace obtener buenos resultados; si no, no los consigues”, revela sobre un ingrediente imprescindible para la receta. Solo así se comprende el éxito, con esfuerzo, con tesón, siendo exigente y constante. Y por supuesto, con experiencia, porque Busto compite desde los 6 años, cuando su familia viajó a Catalunya porque allí existía la competición para semejante edad.

El señalado por Toni Bou

Ahora, a sus 25 años, Busto es el señalado para destronar al deportista que más títulos mundiales ha logrado a lo largo de la historia: Toni Bou. El piloto catalán de 37 años permanece invicto en los campeonatos desde 2007. Es decir, Bou aglutina 34 coronas mundiales, a dos por año desde entonces. Nadie le hace sombra en el deporte. Y este gigante que por palmarés eclipsa a Michael Phelps –28 medallas olímpicas– o Simone Biles –25 títulos mundiales– menciona sin titubeos a Jaime Busto como su sucesor, y bueno, también en un segundo plano a Gabriel Marcelli, su compañero en el equipo Repsol Honda-Montesa, pero con la boca pequeña, por eso del corporativismo. “Mis padres siempre me dicen que disfrute al máximo y que haga lo que sé hacer, que es hacerlo bien. Que demuestre lo que sé hacer, de lo que soy capaz”, revela. El consejo familiar siempre es un acicate, aunque a veces sin mayor fundamento que el amor paternal. En este caso las palabras sí guardan objetividad.

Busto cuenta además con otros estímulos para reforzar la idea de que 2024 puede ser incluso mejor. “El año que viene podemos ser más competitivos de lo que esperábamos, porque este año no pensábamos en poder ganar carreras y estar tan cerca de Toni”, repasa. Asimismo, en este curso recién terminado también ha brindado una regularidad que señala como su talón de Aquiles. “Siempre me faltaba regularidad. Me faltaba ser constante. Este año parece que lo hemos conseguido y la idea es seguir en esta línea”, analiza. Y es que se ha demostrado a sí mismo que en su mejor nivel es capaz de imponerse a cualquiera con una virtud que le distingue, el ingenio para resolver problemas que se presentan de improvisto. “Siempre se me da bastante bien improvisar. Llevo bien esa gestión del riesgo o esa tensión a la hora de improvisar”, destaca. Ahora queda abrazarse a esa “regularidad” para redondear sus actuaciones.

Ganar al mayor dominador

Coincidir con el mayor dominador de la historia del deporte podría significar una frustración para la mayoría, un volcán de lamentaciones. No obstante, para Busto la convivencia con Bou y su tiranía es una baza emocional. “Es un reto, una motivación poder ganar a alguien que está tan invicto, que ha ganado tantos años. Es una fuente de motivación increíble. Poder ser el primero en ganarle podría ser algo increíble”, explica ambicioso y soñador.

Recientemente Bou señaló que se ve capaz de seguir siendo competitivo a los 42, como Fernando Alonso. Lejos de ser desesperante, para Busto también es un incentivo. “Sería una lástima que se retirase y ser campeón después. Me gustaría poder ganarle estando en activo y seguir peleando contra él, como si está hasta los 42 o hasta los 50. Este año nos hemos acercado bastante y haciendo las cosas como hasta ahora se puede estar luchando con él y ganarle, por qué no”, reflexiona. Se trata del honor, del valor de las victorias en la medida en que se consiguen ante grandes rivales. “Seguro que él también tiene ganas de que alguien se lo ponga complicado para sacar lo máximo de él y demostrar que es el mejor. Enriquece este deporte, da emoción”, añade.

Tras un extenso calendario de competición, toca “descansar un poco”, como dice, y poder atender a su otra pasión, el motocross. “Dedicaré un par de semanas o un mes, me gusta mucho”. Y así es la vida de Busto, de moto en moto y de éxito en éxito. Y así es como ha adquirido un rol que permite denominarle príncipe heredero, el piloto llamado a destronar al rey.