Todos los reproches, todas las críticas, todos los recelos, todas las amistades rotas, todas las acusaciones de deslealtad, quedaron ayer enterradas de la misma manera que surgieron: por el poder del dinero. Y es que, de repente, la paz ha vuelto al golf mundial y pelillos a la mar. Ayer martes, de forma sorpresiva e incluso inesperada por los jugadores, que son los actores principales, se anunció el acuerdo al que han llegado el PGA Tour, el DP World Tour y el LIV Golf para una fusión bajo el amparo del PIF, el fondo de inversión pública saudí que con una ingente cantidad de millones provocó la ruptura, más de 1.500 millones de dólares en menos de dos años, y con más millones aún, probablemente, va a restañar las heridas y subrayar la hipocresía de estos casi dos años de división.

Ni el LIV Golf parecía tan gran idea como alternativa ni el PGA Tour y el DP World Tour podían avanzar sin algunos de los mejores jugadores del mundo, como ha quedado de manifiesto en los dos majors ya disputados este año. Y no digamos la Ryder Cup, que podría abrir sus puertas de nuevo a los rebeldes, aunque igual no es posible en la edición de este año en Roma, y recuperar la atención de los aficionados de todo el mundo. De hecho, los circuitos estadounidense y europeo dicen que podrán recuperar su condición de miembros aquellos jugadores que se pasaron al circuito saudí al tiempo que se anuncia el fin de todos los litigios judiciales que quedaban pendientes. “Ellos estaban haciendo su camino, nosotros estábamos haciendo el nuestro, y después de mucho análisis nos hemos dado cuenta de que toda esta tensión en nuestro deporte no era algo bueno. Es un día histórico para el juego que todos conocemos y amamos”, manifestó ayer Jay Monahan, comisionado del PGA Tour.

Aunque alguno de sus jugadores lo veían de otra manera ya que, para empezar, no han sido consultados y algunos como Rory McIlroy se han mostrado muy beligerantes con sus antiguos compañeros y todo lo que supone el LIV Golf. “Está bien enterarse por Twitter de que hemos llegado a un acuerdo con aquellos con los que dijimos que no íbamos a llegar a un acuerdo nunca”, publicó el canadiense Mackenzie Hugues. “¿Cuántas personas sabían de este trato? ¿Alrededor de 5-7 personas? Organización dirigida por jugadores, ¿verdad?”, escribió el estadounidense Michael Kim. El acuerdo ha sido llevado de forma tan sigilosa que no se enteró ni Greg Norman, comisionado del LIV Golf y un personaje que genera mucha animadversión en el golf mundial. “Juntos seremos más fuertes que nunca y estaremos bien posicionados para seguir llevando el juego a todos los rincones del planeta”, añadió Keith Pelley, director ejecutivo del DP World Tour que ya disputaba alguno de sus torneos más importantes en los países del Golfo Pérsico y tenía un acuerdo con el PIF.

Calendario por definir

En definitiva, el dinero saudí vuelve a revolucionar el golf ya que las tres entidades convergen es una sola con ánimo de lucro en la que el PGA Tour y el DP World Tour llevarán la voz cantante en las cuestiones deportivas y administrativas y el PIF ejercerá el control económico. Así mismo, el Consejo de Administración de la nueva entidad “supervisará y dirigirá todas las operaciones comerciales, negocios e inversiones de la nueva entidad relacionadas con el golf”. El acuerdo reconoce también “la fuerza inconmensurable de la historia, el legado y el modelo competitivo del PGA Tour y lo combina con el DP World Tour y el LIV, incluyendo el concepto de golf en equipo”. Armonizar el calendario a partir de 2024 será uno de los caballos de batalla, aunque parece que los jugadores podrán pasar de uno a otro circuito. Y es que donde dije digo, digo Diego, y de nuevo todos se sienten vencedores. Esta semana, en Canadá, donde recala el PGA Tour, seguro que se habla del asunto.