Novak Djokovic se movía por la pista como apagado, sin la furia de tantas veces. Jannik Sinner le había remontado un 4-1 y 15-40 en el primer set para llevarse ese primer parcial por 7-5 y estirar su alto nivel hasta el segundo, que también cayó del lado del italiano por un contundente 6-2. El serbio no aguantaba los intercambios y cometía muchos errores para dar esperanzas a su joven rival, que sigue llamando a las puertas sin lograr que le abran. Porque Sinner quizás se olvidó de que estaba en un Grand Slam y que había que ganar tres sets. Si a rivales de la altura de Djokovic, o Nadal, o Federer, no les das el golpe de gracia, siempre encuentran la manera de volver.

Eso hizo el seis veces campeón de Wimbledon, que se metió por undécima vez en semifinales. Entre el segundo y el tercer set, entró a vestuarios “y tuve una conversación intensa conmigo mismo”. Djokovic regresó a la pista convencido de que no estaba nada perdido y que había opciones de ganar. Empezó otro partido sin margen de error. Elevó su nivel de agresividad, subió su efectividad con el segundo servicio y empezó a arrinconar a Sinner que ya no parecía el tenista infalible de minutos antes. “La experiencia me ayudó a manejar la presión”, reconoció el tenista de Belgrado, que fue comiendo poco a poco la moral y la ventaja del sudtirolés hasta el 6-3 y 6-2.

Cuando el duelo llegó al quinto set, la suerte del italiano estaba echada porque, además, había tenido un amago de esguince de tobillo en el cuarto set. Novak Djokov tenía la presa en la mano y ya no la soltó para cerrar con un 6-2 que supuso su vigésimo sexta victoria consecutiva en Wimbledon, donde no pierde desde los cuartos de final de 2017, y su cuadragésimo tercera semifinal en un Grand Slam. Jannik Sinner se quedó compuesto y sin su primera presencia en la antesala de una final grande, pero aprendió la misma lección que aprenden todos desde hace veinte años: el que perdona a Djokovic, lo paga. En cierto modo, el tenista del Trentino pagó la novatada: “Creo que en el quinto set jugué de manera correcta, pero me faltó rematar los puntos”.

El serbio, experto en supervivencia y en remontadas, se medirá mañana jueves con la vitola de gran favorito a Cameron Norrie, novato en estas lides. El británico será el favorito del público tras imponerse en el quinto set a David Goffin: 3-6, 7-5, 2-6, 6-3 y 7-5 después de tres horas y media. Como en el otro partido, el belga no aprovechó sus muchos momentos favorables y Norrie se agarró a la pista para, este sí, agarrar la oportunidad de su vida.

Jabeur-Maria

La primera semifinal femenina enfrentará a Ons Jabeur y Tatjana Maria, dos buenas amigas que incluso han entrenado juntas en Wimbledon. La tunecina sigue haciendo historia y alcanzó por primera vez las semifinales de un Grand Slam tras superar a la checa Marie Bouzkova por 3-6, 6-1 y 6-1. Jabeur sufrió en el primer set, pero a partir de ahí desplegó todo su repertorio técnico para controlar el partido. Por su parte, la alemana venció en otro duelo muy disputado a su compatriota Jule Niemeier (4-6, 6-2 y 7-5) y prolongó su admirable historia que la ha llevado hasta las semifinales porque ha jugado sin presión.