MAIALEN Chourraut decidió dedicarse profesionalmente a la piragua a los 17 años y, quince primaveras después, todavía no se ha cansado. Se matriculó en la Empresariales y acabó diplomándose, pero sabe que desde que se enroló en un cursillo de verano de aguas bravas en su adolescencia, el piragüismo la enganchó como una auténtica droga. De esta forma, ahora, en camino hacia sus segundos Juegos Olímpicos, la palista guipuzcoana reconoce que, hasta que fue madre, el eslalon fue el centro de su vida. Tanto que, de no haberse dedicado a este deporte, desconoce qué hubiera sido de ella: “No tengo ni idea sobre a qué me hubiera dedicado. Al final, me ha tocado esta vida y la he ido viviendo. De hecho, no sé qué me gustaría ser, ni sé qué haré cuando se me acabe la vida deportiva”, explica.
Quienes la conocen hablan sobre las doce horas diarias que era capaz de dormir, antes de que la maternidad le quitara el sueño, y alucinan con los 120 kilos que es capaz de levantar con su 1,60 de estatura. Sin embargo, lo que de verdad sorprende de Chourraut a sus más allegados es la capacidad de sacrificio que tiene cuando se le mete algo en la cabeza. Y es que, además del talento natural que tiene para la piragua, son su disciplina y constancia las que, junto con un duro entrenamiento, le han llevado a lo más alto.
Viaja con su hija a todas partes y ella es la gran culpable de que la palista guipuzcoana haya cambiado parte de su rutina: “Sí es verdad que he cambiado tras tener a Ane. Por ejemplo, antes entrenaba cada día de la semana, mañana y tarde, incluidos domingos. Y ahora no, ahora la regla es hacer fiesta los domingos”, reconoce. A pesar de ello, a Chourraut le cuesta tanto desconectar de la piragua que admite que algunos fines de semana “duda” sobre si saltarse el descanso: “Sin ir más lejos, el pasado domingo, que hizo un día espectacular, estuve a punto de ir a entrenar. Pero al final decidí hacer fiesta”.
descanso y tranquilidad Como gran parte de las madres trabajadoras, lo único que quiere Chourraut en su jornada festiva es “descanso y tranquilidad”. El parque es una asignatura obligatoria para quien tiene hijos pequeños, pero la palista guipuzcoana explica que “no es necesario hacer nada especial, con estar con mi familia tranquilamente pasando el día es suficiente para mí”. Asimismo, la piragüista reconoce que los días de inactividad le van a la perfección para mejorar su rendimiento: “Me he dado cuenta de que, cuando los domingos descanso, los lunes los cojo con muchas ganas”, concluye.