Gernika
En los años noventa, el rugby vizcaino vivió sus años de gloria gracias a las hazañas de un grupo de amigos a los que se les metió entre ceja y ceja que querían hacer historia. Hace veinte años el Getxo Errugbia ganó su única Liga, un título que puso la guinda a unos años fantásticos donde los getxotarras consiguieron tres Copas de forma consecutiva. Hoy, en el partido entre el Getxo Artea y el Rugby La Vila, gran parte de aquella plantilla estará presente y en el descanso se les hará entrega de una txapela conmemorativa con motivo del vigésimo aniversario de aquel histórico triunfo de 1993.
Zuazo, Castro, Jonadab Díez, Urko, Solano, Laskurain, Etxeberria, Karramarro, Díaz Paternain Javitxin, Aurrekoetxea, Azkargorta, Jiménez, Urbizu y Aurre. Sin olvidar tampoco a los Saitua, Garaizar, Isidoro, Martínez, Ortzi, Urrutia... una plantilla que todavía está en la memoria de los aficionados de aquella época. "Armamos un equipo bastante bueno con la gente de la zona y en el que había siete u ocho internacionales. El nivel que se consiguió, tanto físico como técnico, fue muy alto", rememora Javier Díaz Javitxin, entrenador y jugador de aquel conjunto.
Además de disponer de una plantilla excepcional, una de las claves de aquellos triunfos fue el gran ambiente que había entre los jugadores. "Después de los partidos, nos daban las tantas de la madrugada y seguíamos juntos, con la novia el que tenía, y el que no pues a buscar. Todo eso era la leche", relata Javitxin. "Si el viaje duraba seis horas podíamos estar cinco cantando y riendo", comenta Gaizko Urbizu. Un autobús que se convertía en una auténtica fiesta después de cada victoria. "Teníamos un txoko, con carnets y todo, y el que no era miembro no podía pasar a la parte trasera del bus", recuerda entre risas Javier Díaz "Éramos amateurs y bebíamos. Comprábamos cinco o seis cajas de cerveza y al llegar a Algorta no quedaba ninguna", añade el entrenador de aquel conjunto. "Fueron unos años muy bonitos", sentencia Saitua, actual presidente del club y jugador en aquella época.
Un clima que se trasladó al resto del club y del pueblo. "Se creó un ambiente muy bueno en Fadura. Había gente que no le gustaba el rugby pero que venía porque su cuadrilla estaba ahí. No estaban en el pueblo comiendo pipas, estaban entrenando", comenta Urbizu. Además, en esos años los getxotarras nunca fallaban. "Fadura se llenaba, la tribuna principal estaba a tope y en frente había otra desmontable que se llenaba también. Muchos equipos de segunda no tienen la afición que nosotros teníamos en aquella época", recuerda Saitua.
"Éramos un grupo de amigos, compitiendo en la élite", afirma Saitua. Una cuadrilla que consiguió llegar a lo más alto y para ello trabajaron muy duro. "Había un gran compromiso. Veníamos de jugar de fuera y había gente que tenía que trabajar el día siguiente a las seis de la mañana", recuerda Urbizu.
Gracias a todo esto, el Getxo se alzó con el título de Liga en 1993, pero tres años antes los getxotarras consiguieron su primer trofeo, la Copa. "Estábamos echando una tocata en Fadura y hablando nos dimos cuenta que nadie había ganado nada. Entonces nos propusimos ganar los cinco partidos de Copa, lo hicimos y nos proclamamos campeones", comenta Javitxin.
Homenaje a los campeones Ahora, veinte años más tarde del título de Liga, el Getxo homenajeará a aquella plantilla y les entregará una txapela conmemorativa en el descanso del partido entre el Getxo Artea y el Rugby La Vila, algo "testimonial" para los protagonistas de aquella gesta. "El 90% seguimos vinculados con el club. Es nuestra casa y no es como si fuese una ilusión, que te vas a la guerra y vuelves después de 20 años. Es una cosa normal", afirma Díaz.
Aun así, para todos ellos el Getxo Errugbia se ha convertido en "su casa y su familia". "El Getxo es un club en el que hemos participado desde el principio. Es algo que nos ha hecho crecer a nosotros personalmente y deportivamente, ha crecido con nosotros. Eso es muy importante", comenta Saitua. Mientras, para Javitxin es el lugar donde les "han salido los dientes". Por su parte, Urbizu considera que el club ha sido un lugar clave "en su crecimiento personal y deportivo". Aun así, todos están de acuerdo en que quieren devolver al club de sus amores parte de todo lo que han recibido de él.