bilbao. El pasado más reciente podía hacer pensar que, tras cuatro carreras de cinco disputadas sin puntuar, con una quinta plaza como momento cumbre dominical, un puñado de puntos para la saca en el Gran Premio de Gran Bretaña podía paliar momentáneamente la necesidad de resultados de Efrén Vázquez. El bilbaino no contemplaba tal enfoque de la realidad. "Si pensamos así terminamos al fondo". En los tiempos que corren, el de Rekalde se confiesa pletórico. Y cada jornada de trabajo que se sucede es para él la mejor ocasión para confirmarse. "Si aspiramos a menos, si somos conformistas, no daremos ese paso adelante", puesto que, entiende, le corresponde a razón de sus facultades. "A nivel de pilotaje se está a la altura. Me veo cómo estoy y el objetivo debe ser estar delante. Se puede, porque puedo decir que nunca me he visto tan en forma", ilustraba. "Quizás no sea decepción, pero no es nuestro lugar; el nuestro es estar luchando por el podio en todas las carreras. No podemos estar contentos", lamentaba, tras consumar la quinta plaza en Silverstone y apelando a unos entrenamientos que han dejado mayores frutos que el día en que se reparten los puntos.

Efrentxu conservó su posición de salida, la segunda, la mejor de su vida junto con la conseguida dos pruebas atrás en Francia, donde no pudo tomar la salida por la rotura de un cable en la vuelta de calentamiento. Fe de su estado. En dos recodos se zafó de quien sería su peor pesadilla, Masbou, que ya entonces devolvió el adelantamiento. Y Efrén, pleno de ambición, repitió maniobra. Ya se destapó, en esos compases, la tensión, que fue la cuna sobre la que se meció la prueba. El de Rekalde no quedaría exento. Incluso fue crítico con actitudes que mostraban mayor preocupación por "frenar al resto que por rodar rápido". Pero son las carreras, donde todos se amparan bajo el paraguas de las mismas reglas. Esta estrategia hizo que el grupo apenas se fragmentara, llegando a acumular 11 pilotos en la punta de la prueba, todos ellos con opciones de podio y hasta victoria.

Con tres abrazos a Silverstone cumplidos, con 14 vueltas ante la visera del casco, Efrén ponía el descaro con dos vueltas rápidas de carrera consecutivas. Su idea era laminar la compacta hilera y jugarse los cuartos con Viñales y Salom. Su ritmo le volvió a aupar a la cima con un doble adelantamiento apurando la frenada. En la frente de la carrera, cortando viento, su moto flaqueaba ante los rebufos. Lo que ganaba en las zonas reviradas se le escapaba en las rectas. "Tenemos potencial para escaparnos y ganar carreras, pero hay que aplicarse y centrarse más en el motor", diría a la postre al respecto.

El destacamento hacía la goma. Vaivén de segundos y posiciones. Una algarabía no apta para familiares y allegados de los protagonistas. Los codos asomaban sobre la línea de los carenados y el contacto era una constante. Estampas de la delicadeza con cuatro y cinco pilotos en paralelo agotando curvas. Ante la tesitura, resultaría extraña tanta supervivencia. La baja de Rossi en los últimos recodos y nada más. Pero, por entonces, nadie lo sabía. La situación invitaba a pensar lo contrario: una imprudencia juvenil y caída masiva. Pero el tacto, la mesura, fueron supremos, muy a pesar de que el certamen mutó en una especie de constante vuelta final.

Con 11 pilotos enlazados, especialmente compactos desde la altura del ombligo de la cita británica, Efrén se vio absorbido. Engullido en la séptima posición. En ese momento se fragmentó la unidad. Viñales, Salom y Cortese se fugaron aprovechando disparidades en el colín.

el podio se esfuma A 7 vueltas para contemplar la bandera ajedrezada el de Rekalde perdía contacto con las plazas de podio. No había remedio, porque la pelea individual no era colaboración en términos colectivos. El trío se perdía en el horizonte.

Efrén preparó el combate para resultar lo mejor parado posible, para minimizar lamentos, después de ver que no podría sostener sus posiciones de entrenamientos, segundo tanto el viernes como el sábado. La criba que estableció la propia refriega dejó a 8 pilotos en una enconada liza por la cuarta posición. El combate dio inicio a 4 vueltas de poner cerrojazo al fin de semana en el histórico Silverstone. El bilbaino del Team LaGlisse quiso posicionarse para no ser sorprendido. Entre tanto, Salom asumía la iniciativa en la cabeza, pero Viñales reaccionaba. "A tres vueltas del final he dado el máximo", escenificaría Mav, quien, sin redes porque Cortese torpedeó a Salom -el italoalemán llegaba coronando el Mundial de Moto3 y se faja por el título-, se iría hacia su tercera victoria del año y, de paso, se afincaría en el liderato. Salom se alzaría en el segundo pedestal.

Tras el triunvirato clasificó Masbou, que complicó a Efrén las labores dominicales lo indecible y mucho más. Seguido cruzaría la meta el de Rekalde, quinto, fundido en lamentaciones, invadido por lo que podía haber sido y no fue. "No podemos estar contentos. No es que sea ambicioso, soy realista y siempre he sido cauto", recalcaba, reclamando mecánica. "Nos quitaban las pegatinas en las rectas. El motor no está a la altura y, por ahora, es cuestión de dinero y tiempo. El equipo lo reconoce, no se está trabajando en el motor y, aunque esto quiere decir que hay margen de mejora, las carreras pasan y seguimos con esa necesidad para culminar", finalizaba, airado.