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El día de la marmota

El día de la marmotaFoto: David de Haro

Jugaba en el Askatuak. Recuerdo el día que yendo a jugar un derbi me cruzo con el vecino de la escalera y me dice: "¡Aúpa Askatu, a ver si ganamos a esos bilbaínos de m…!". De ese día saque dos conclusiones, la primera es que a la afición no le interesábamos un pimiento. Ni a mi vecino, ni nos conocían. Y la segunda es que en Donosti estos partidos se viven con mucha más intensidad y revanchismo que en Bilbo, excepto mi ama que esos días estaba más inquieta. Los compañeros giputxis te esperaban con la página del Marca abierta por el resultado del Athletic, ese año fue el del famoso gol de Luke en Cádiz y el Athletic rozaba la tragedia del descenso. Imagínense que añito. Han pasado 20 años de esto y supongo que la idiosincrasia de club habrá cambiado, el rol de jugadores es distinto, antes jugábamos diez partidos en contra durante el año, entre Liga, amistosos, torneos… y tenías una relación distinta, había una media de medio equipo vasco. Era el año en el que el CajaBilbao repescó a Joe Kopicki, arregló la cuenta bancaria de Alberto Ortega, y se acercaba al fracaso definitivo como club. En Donostia, Gasca fue la historia deportiva de este club, pero a muy pocos pasos estaba Iñaki Almandoz, alma mater de este equipo durante más de dos décadas. Un abrazo, Iñaki. ¡Y eso que no me renovó!

Dejando de lado el paleolítico, nos centramos en el siglo XXI. El domingo el Bizkaia Bilbao Basket recibía a un Lagun Aro Gipuzkoa Basket con problemas de juego, acierto y escasez de recursos, posiblemente el momento más desigual de forma entre ambos, pero a un partido todo es posible y sé de uno especialmente que lo estaría pensando. Y llegó el partido. ¡Y qué partido! La maldición del último tiro volvió a sonreír a los de casa con un triplazo de Aaron Jackson -¿les suena esta película verdad?- para forzar la prórroga. Y en ella, apareció Mumbrú, que con tres triples de líder sentenció el partido para su equipo. Pero antes nos quedábamos con que Jackson es una máquina perfecta de velocidad, control y acierto, pero como se siente el equipo no carbura. Que a Fisher hay que convencerle de que no sabe jugar a lo mismo que su compatriota, sólo tiene que hacer que el equipo juegue, pero, por favor, que se lo digan ya. Banic volvía a ser Banic, de cara al aro es el mejor cuatro de la Liga. Y volvió Warren con otro mate descomunal. Vimos la impotencia de Blums persiguiendo a Baron, mejor triplista de la Liga. Vasileiadis aportó lo necesario para que el equipo siguiera vivo. Por el otro lado, exhibición de tiro de Baron y Lorbek. Esfuerzo sobrehumano de Miralles y Doblas. Control del partido de Javi Salgado cuando se quita la tensión inicial y mientras Jackson descansó. Padecimos un lamentable arbitraje, que por una vez favoreció más al BBB, pero que desquició, y con razón, a Laso y Salgado.

La gran noticia deportiva de la semana ha sido la dimisión irrevocable de Ettore Messina. Las causas son que no ha sabido manejar un vestuario cuyo principal problema han sido determinados jugadores veteranos. No los nombra el Marca así que no lo haré yo, y ello ha provocado que el resto de jóvenes hayan aprendido sus malos modos o maneras. Descontrol peligroso, anunciaba el italiano. Y ese vestuario no se lo puede permitir, ya que está obligado a ganar todo. Han fichado mucho. ¿Mal? Parece que sí. Para mí el gran ejemplo es Sergio Rodríguez, al que se le tiene que dar libertad controlada para que juegue a lo que sabe. Últimamente ni corría y sólo perdía balones por mirar al banco. Tienen dos buenos americanos currelas que al menos sufren por el equipo, pero esa ONU que tienen hay que disolverla por el bien de Alberto Herreros. Arrivederci, ¡peor no lo pudiste hacer!

Y el sábado, ya con Lele Molin, exayudante en el banco, el equipo recibía al Joventut y la mejor forma que tenían sus jugadores de despedir a Messina era apalizando a la Penya, jugando igual de mal pero ganando. Ya el domingo, el Caja Laboral Baskonia no tenía piedad del Cai Zaragoza. Igual hacía un Cajasol lanzado con el defenestrado Granada. El Barcelona la cagaba en Fuenlabrada por tres puntos, mientras que Menorca se apunta con su nueva derrota ante el Gran Canaria al infierno de la LEB. Manresa daba un pasito ganando al Alicante, 49-48. No, no jugaron los veteranos. Estudiantes se imponía a Unicaja. Pero el gran partido se jugaba en Valencia. La visita del Valladolid medía el pulso de los taronjas, al final victoria casera muy trabajada por cuatro puntos. Si observan la clasificación verán cómo desde hace muchos años los tres primeros clasificados no perdían tantos partidos, algo inaudito, y hace que las cifras de victorias por el medio y abajo se engorden, pero también los últimos son más últimos que nunca.