bilbao. "Es fantástico haber ganado el título de 10.000 y ahora el de 5.000, pero la verdad es que hubo un momento en que temí por la victoria, pensé que la medalla de oro estaba en peligro y además estaba un poco preocupado por mis rodillas, pero, afortunadamente, pude aguantar hasta el final y ganar". Longuilíneo al extremo, ave de aspecto zancudo, alado como un albatros, la sonrisa sin límite, complaciente de Bo Farah se encaramó al nirvana europeo con su entronización en los 5.000 metros después de gobernar en los 10.000 metros el pasado martes. No encontró el británico, subcampeón en Goteborg por detrás de Jesús España, a nadie capaz de reflejarse en su retrovisor. Su cambio de ritmo, una aceleración más propia de un mediofondista que de un agonista puro, le dejó en medio del escenario, bajo los focos, y ante la gloria a la que se abrazó con los brazos en cruz y una alegría que acercaba las dos orillas del tartán. Perseguía el mismo tesoro Jesús España, campeón en el Europeo de 2006, con la mente y la estrategia, pero sus piernas le negaban en el desafío lanzado por el británico, portentoso paso el suyo, zanquilargo, desatado. "Tenía la idea de revalidar el título porque soy ambicioso hasta los últimos 300 metros, cuando he visto que Farah tiraba demasiado".
Abrió gas Farah y al atleta español, que ayer sumó la plata, el cuarto metal para el combinado estatal, se le vieron las costuras, prohibido el oro para él, dislocado por la intensidad de la zancada del atleta inglés. España tuvo que rendirse. No tenía otra alternativa Jesús, competitivo, ante el desboque de Farah, cuyo final fue una tranca estruendosa en el Olímpico. Alcanzada la gesta, encumbrado, se arrodilló, para pasear su grandeza en el anillo. Nadie le siguió. Nadie había tras su sombra de famélico coloso. Sólo asomó el saludo de Jesús España, su mejor rival, su único rival hasta que cambió el paso y se apresuró al trono, porque el azerbayano Hayle Ibrahimov, que "no contábamos con él", dijo España, palideció en la recta definitiva. Antes lo hizo el compañero de selección de Jesús España, Bezabeh, séptimo. Respecto a los atletas vascos en competición, Orkatz Beitia y Alain López se metieron en la final del 4x100 que se disputa esta tarde, aunque sus opciones de éxito son realmente escasas.
dominio polaco en 800 Marcin Lewandowski, el europeo más rápido en lo que va de curso, batió por diez centésimas al británico Rimmer en la disputadísima la final de 800 metros. Adam Kszczot redondeó el éxito polaco con su tercer puesto en el podio. Lewandowski, líder europeo del año y el británico Michael Rimmer, segundo, cumplieron con lo que se esperaba de ellos sin un milímetro de desviación. Nadie se movió hasta que, a 200 de la meta, Rimmer se puso al frente, pero Lewandowski impuso su punta de velocidad en los últimos metros.
En la prueba de pértiga, el francés Renaud Lavillenie se llevó la medalla de oro tras alcanzar los 5,85 metros por vez primera en la historia del atletismo galo. A cinco centímetros del francés se clasificó el ucraniano Maxim Mazuryk, mientras que el bronce se lo colgó el polaco Przemyslaw Czerwinski con unna marca de 5,75 metros.