bilbao. Rafa Nadal anotó ayer un punto a la historia al conseguir su sexto Masters 1.000 de Montecarlo consecutivo. Era su regreso a la tierra batida y buscaba morder su trozo de pastel lo más rápido posible. Fernando Verdasco era el rival a batir en la arcilla monegasca. Pero el adversario no fue tal y el balear le barrió de la pista. 6-0 y 6-1 para conseguir revivir en la tierra batida y reencontrarse.
Tras la exhibición ante el serbio Novak Djokovic en semifinales, se esperaba algo más de Verdasco. Sin embargo, el madrileño era la primera vez que comparecía en una final de un Masters 1.000, lo que lastró sus habilidades. Asimismo, los problemas cervicales que atesora el tenista acabaron con las posibilidades que podía tener el de Madrid. Pese a la sonora derrota en Montecarlo, Verdasco ya se encamina de nuevo hacia el grupo de los diez primeros del ranking ATP.
Llegó el manacorense presumiendo de revés. Agarrado a ese golpe, el tenista balear cimentó sus opciones en la final. También en el torneo, en el que solamente ha cedido 14 juegos en una semana. Su raqueta es un martillo pilón que cae sin concesión en sus rivales, goza de pelota el manacorense, lo que ha hecho que se alce en 34 partidos consecutivos victorioso en la arcilla del Principado. De esta manera, aterrizado en la pista de Los Príncipes del Montecarlo Country Club, en 35 minutos finiquitó la primera manga Nadal. Verdasco sufría el tifón balear con la mente puesta en las posibilidades de ascender en la clasificación global, ya que si hubiera conseguido la victoria en Mónaco y tras vencer en San José, del puesto 12 hubiera pasado al noveno. Los problemas físicos comenzaron pronto para el madrileño, que ya con el 5-0 requirió los servicios del fisioterapeuta para aliviar las dolencias de sus cervicales.
El saque de Fernando, coronado como el mejor del torneo, empezó a carburar en el comienzo del segundo acto cuando por fin logró ejecutarlo con precisión, y sellar el primer juego con dos directos. Pero, tras eso dos dobles faltas le volvieron a la triste realidad, en la que su rival era un vendaval. Nadal había vuelto a la ciudad acodado en su tranquilidad empezó a imponer su ritmo. La final de la que se esperaba más tensión y más lucha se acabó en el momento en el que Verdasco tiró la toalla cuando cedió su servicio en el 4-1 con otra doble falta.
Así, la manifestación de poderío del balear se puso de relieve otra vez. Solamente se pudo atisbar un resquicio del madrileño cuando Verdasco dispuso de cinco oportunidades de quebrar en el sexto juego. Suplicaba fortuna Fernando, sin embargo, no era su día y Rafa Nadal había vuelto a la tierra batida. Otra vez pareció resucitar el de Madrid, cuando en el mejor punto del partido y una defensa titánica selló un punto que no sirvió para nada, pero que Verdasco festejó como si le fuera el partido en ello. Era su forma de decir que él también estaba en la cancha. Un espejismo bajo el sol de Mónaco.
cercando a agassi Con esta victoria, Rafa Nadal consigue su décimo sexto título de Masters 1.000 lo que le hace empatar con el actual número 1 del mundo, el suizo Roger Federer, y se sitúa a uno del estadounidense Andre Agassi. Asimismo, el balear consigue su primer título desde que ganara en Roma el pasado 3 de mayo de 2009.