Este pasado jueves, las Juntas Generales de Gipuzkoa aprobaban su proyecto de norma foral de revisión tributaria. Se cerraba así un círculo institucional que pocos confiaban en que prosperara en la Comunidad Autónoma Vasca ajustando los tres territorios forales su nueva normativa fiscal en un afán de armonización difícil de lograr. Pocos apostaban a que se alcanzara la mayoría necesaria en Gipuzkoa y Araba para que unos textos básicos tributarios contaran con el beneplácito político y representativo suficiente. Máxime, cuando esta materia había sido objeto del pim pam pum habitual de los partidos de oposición, intentando socavar la autoridad y el crédito de las formaciones gobernantes.

Pero la aritmética parlamentaria obligaba a consensos. Acuerdos o proyectos a un cajón. Lo trascendente para algunos no era mejorar la fiscalidad de Euskadi, hacerla más competitiva o impulsar mejoras puntuales que afectaran a las rentas más bajas y a las rentas medias. No, lo importante para algunos era el combate político, hacer doblar la rodilla al adversario y hacer ver que sólo con su apoyo sería posible un nuevo marco tributario.

Pero no. Hubo acuerdo, y satisfactorio hasta el final, con quienes menos se esperaba.

Hay que señalar que este proyecto común acordado en las tres Juntas Generales, supone la espina dorsal de la actual legislatura foral. Y que como tal, ha costado ser fraguado. En primer lugar fueron las tres representaciones institucionales del PNV las que se pusieron de acuerdo para hacer un diagnóstico de la situación proponiendo las medidas que , a su juicio , debían modificarse. De tal reflexión se hizo partícipe al socio gubernamental –el PSE– que, al igual que los nacionalistas, tuvo que atemperar una parte de reivindicaciones en aras al consenso y el acuerdo. Ambas formaciones , conjuntamente, buscaron un tercer partenaire con el compartir propuesta .Y ahí es donde , tras una dura, pero productiva negociación, apareció “Elkarrekin Podemos” , partido que supo poner en valor su representación parlamentaria (exigua) para certificar su compromiso con una nueva fiscalidad que beneficiara a miles de ciudadanas y ciudadanos vascos. Desde los más vulnerables a los jóvenes en busca de emancipación, unidades convivenciales en pos de la igualdad, de la conciliación o el cuidado de hijos-as o personas mayores.

Política con cara y ojos. De verdad. Con mayúsculas, que afortunadamente ha cerrado el ciclo con la última institución (Gipuzkoa) en aprobar la normativa. Atrás quedan los reproches, las acusaciones sin fundamento, los discursos huecos de “nuevos modelos” que ni se han presentado ni han tenido verosimilitud.

Estamos acostumbrados a escenificaciones y a diseños de brocha gorda que solo hacen distorsionar el panorama. Aquí, en la revisión fiscal, hemos escuchado a una derecha hablar de “infierno tributario”, reclamando una rebaja impositiva a la “madrileña”, y , en sentido contrario, hemos contemplado atónitos a quienes acusaban de convertir el ámbito vasco en una especie de “paraíso fiscal” incentivador de la precariedad y de la privatización de los servicios públicos. Y, al margen de la política, hemos sido testigos, una vez más, de la queja de la patronal , lamentándose por la “ocasión perdida” y aspirando por un marco fiscal y tributario laxo como el existente en Irlanda.

Al final, la coherencia y el compromiso ha conseguido solventar todas las dificultades haciendo que el conjunto de la Euskadi autónoma disponga de un nuevo perfil fiscal más moderno, progresivo y cercano a la ciudadanía. En estos momentos debo por en valor el trabajo y el compromiso de muchos de quienes han participado en este acuerdo. Representantes orgánicos e institucionales de los partidos coaligados -PNV y PSE- y , también de Elkarrekin Podemos , empezando por su coordinador general en Euskadi y su portavoz vizcaina, que arriesgaron y cumplieron con un principio de lealtad al bien común.

Pero si de menciones personales tenemos que hablar –que me perdonen los demás protagonistas que han hecho posible este acuerdo– , mi recuerdo es para Jokin Perona, el ex diputado foral de Hacienda de Gipuzkoa, fallecido el pasado verano en un desgraciado accidente y cuya desaparición abrupta aún me tiene conmocionado. Jokin vio truncada su vida cuando intentaba abrir puertas a un acuerdo global en la materia, haciendo un ejercicio magnífico de interlocución técnica y política al servicio de este país. Suyo es también el mérito del pacto conseguido.

Sigo con recordatorios obligados. Creo de justicia traer hasta estas líneas a una mujer ; Pilar Zubiarrain, ex alcaldesa de Altzo que falleció el pasado martes a los 58 años. Zubiarrain fue la primera edil del pequeño municipio guipuzcoano entre 2003 y 2007 y asumió la alcaldía tras la anulación de los votos cosechados por una lista de la Izquierda Abertzale previamente ilegalizada. Pilar Zubiarrain asumió su responsabilidad política pese a la acusación de ser una alcaldesa “ladrona”, injuria que tuvo como consecuencia una insufrible violencia de persecución con más de un centenar de actos intimidatorios contra ella y su familia (escraches, pintadas, persecuciones…) siendo las acciones más graves contra su persona la quema intencionada de su coche y el incendio provocado del caserío en el que vivía con sus padres y una tía con movilidad reducida que consiguieron salvar la vida milagrosamente. Aquellos actos de terrorismo callejero quedaron impunes pero la huella del amedrentamiento y de la “socialización del sufrimiento” por parte de la Izquierda Abertzale dejaron una huella imborrable en ella y en todos sus allegados. Hoy, jovenmente desaparecida, recordamos su compromiso, su ejemplo y su integridad al servicio de Euskadi, al tiempo de que aguardamos -probablemente de manera infructuosa- que alguno de los actuales dirigentes herederos de aquella Izquierda Abertzle acosadora , tenga a bien reconciliarse con los derechos humanos y pida perdón por el injusto daño causado a Pilar Zubiarrain, una víctima que se merece justicia y reparación.

La actualidad de hoy, fumata blanca al margen y nuevo pontífice norteamericano-peruano, nos ha dejado las secuelas del apagón que no han sido otras que la oscuridad política más absoluta. Y es que la política hispánica es como un agujero negro de anti materia o anti política pues su principal atracción es la destrucción de toda inteligencia lumínica. No hay ni investigación ni colaboración ni responsabilidad reparadora. Y así, gobierno y oposición hacen irrespirable la actual atmósfera.

Tras el apagón y los reproches viene la controversia de la opa de asimilación bancaria entre el BBVA y el Sabadell. Y en esta operación comercial privada en la que Sánchez, para escapar de la presión política y mediática ha tenido la ocurrencia de “abrir ronda de conversaciones” con todos, los brillantes analistas que nos rodean no han tenido mejor ocurrencia que cuestionarse el papel del PNV en este tracto bancario, como si los de Sabin Etxea tuvieran algo que ver con la entidad que dirige Carlos Torres.

Para los desmemoriados que ahora buscan tres pies al gato, dejemos unas precisiones. El BBV dejó de ser un banco vasco dirigido desde Euskadi de la mano del PP. El Gobierno de Aznar, de la mano de Rato, aprovechó la crisis por la que pasaba el banco (el descubrimiento de unas cuentas secretas en paraísos fiscales) para forzar la fusión con el Banco Argentaria, apartar a Ybarra y a Neguri dar todo el poder a Francisco González. El objetivo de la operación no era otro que desvasquizar un banco que siempre se le había resistido a Aznar. Como consecuencia, los centros de decisión y operativos fueron trasladados a Madrid. 

La presencia en Euskadi del BBVA es muy reducida. Bilbao es la sede nominativa pero no realmente operativa. El centro de decisión y el músculo del banco sigue estando en Madrid. Fiscalmente tributa en la medida de su actividad en Euskadi, por lo que la contribución del BBVA a nuestra economía es irrelevante en comparación con su dimensión y lo que podría estar aportando. Algo que el PNV desearía vehementemente.

Por otro lado, recordar igualmente que el Banco de Sabadell se “comió” con una OPA al eficiente Banco Guipuzcoano, una operación nada amistosa hacia Euskadi. Un Sabadell que fue, por cierto, fue la primera entidad que encabezó la salida de las sedes empresariales fuera de Catalunya, coordinada y facilitada por el gobierno de Rajoy durante el “procés”. Ay, cuánta desmemoria interesada!. Exmiembro del Euzkadi Buru Batzar de EAJ–PNV (2012–2025)