Mañana no habrá mensaje del rey en directo en la radiotelevisión pública vasca por ser la respuesta correcta a la propaganda monárquica. Y por ser una tradición euskaldun en fiestas tradicionales. Solo entre 2009 y 2011, cuando las Españas azul y roja colonizaron oprobiosamente el Gobierno vasco, se emitió en ETB el discurso de Juan Carlos I; sí, aquel monarca corrupto y heredero del dictador que se mofaba de la gente con frases como “la justicia es igual para todos” mientras amasaba una fortuna con mil negocios de los que nunca dará explicaciones (“¿explicaciones de qué?”), pues estaba protegido por una inviolabilidad absoluta. Ahora, su hijo pretende hacernos creer que hay borrón y cuenta nueva; pero el borrón sigue ahí y la cuenta nueva es imposible al persistir la impunidad. Algunos argumentan que ETB debería ofrecer el discurso por mero protocolo. Y es precisamente el protocolo -usos y costumbres torpemente maquillados por los poderes- el que obliga a saludar al rey mediante reverencia, que en los hombres es la inclinación de la cabeza y en las mujeres la genuflexión. ¿Qué clase de sociedad puede aceptar que bajemos la testuz y nos humillemos como siervos? Solo desde el complejo de inferioridad puede entenderse que se mantenga ese saludo lacayo. Guillotinar el mensaje real en ETB (¿también en la TV3 catalana?) provocará las clásicas diatribas: insumisión, descortesía, ETA… Los más exaltados exigirán que sea obligatorio, como Franco forzaba a las emisoras a transmitir el “parte de Radio Nacional de España”. Otros dicen que poner en ETB el christmas de Felipe VI sería signo de normalidad. ¿Qué normalidad? Aquí lo normal, por honor, es mirar de frente y jamás bajar la cabeza, ni ante el rey ni ante nadie. Tampoco en la pantalla. Eguberri on!