La primera rueda de prensa de Ernesto Valverde aportó poca cosa. Agarrado a la muletilla de que el mercado permanecerá abierto hasta el final de agosto, evitó cualquier respuesta concreta a las sucesivas preguntas sobre la composición de la plantilla. Pudieran producirse salidas y llegadas, pero lo que ahora realmente le importa al personal es qué será de Nico Williams. Según el técnico, nada.

No prevé novedad alguna en el futuro inmediato del nombre que más ha sonado en las últimas semanas que, como recordó, no es el único que ha salido a la palestra pues estamos en tiempo de rumores, especulaciones, silencios y desmentidos. En fin, tranquilidad. Esa fue su recomendación: existe un contrato, el futbolista se siente a gusto aquí y con ganas de participar en un año que se anuncia apasionante.

Sí pareció que Valverde da por zanjado el tema de incorporar otro central, alineándose así con el mensaje emitido por Mikel González. Egiluz subirá del filial y en la recámara, para una emergencia, situó a Yuri y Lekue. Asume por tanto que aquella reflexión que hizo meses atrás, cuando advirtió del riesgo que suponía contar con una nómina tan corta (Yeray, Vivian y Paredes), ha pasado a mejor vida. Aunque, cómo no, el mercado sigue activo. Sugirió asimismo que Martón se quedará en el grupo, como compensación a las salidas de Villalibre y Raúl García y porque siempre interesa disponer de jugadores con gol. Remarcó que está contento con la llegada de Djaló y Gorosabel, pero, lo dicho, entre bromas y gestos que denotaban sorpresa por el contenido de algunas cuestiones, el capítulo de las individualidades no dio ni para llenar un titular.

Primera rueda de prensa de Ernesto Valverde de la temporada 2024-25 Athletic Club

Lo cierto fue que la media hora que duró la comparecencia apenas generó un pronunciamiento destacable. En todo caso, más allá de mostrarse “optimista” por lo realizado la pasada campaña, deslizó que al equipo le espera un curso complicado por el número de frentes y de compromisos, con especial mención al problema añadido que plantea jugar muchos jueves en Europa. Valverde aludió varias veces al aspecto mental, como clave para digerir un calendario donde, como siempre, la prioridad no es otra que el campeonato de la regularidad. La liga y luego, lo demás. Ese es el orden que quiere que todo el mundo interiorice, empezando por el vestuario. No se extendió más a la hora de establecer objetivos.

Partidos en Europa

Es muy consciente de que nadie debe distraerse con el señuelo de los partidos continentales, pero tampoco se trata de dejarse ir. A ver, si alguien domina (y ya se verá en qué medida eso es posible) el panorama que se le abre al equipo en el plazo de un mes, ese es Valverde. Su pasado le avala. En su anterior etapa en el club supo gestionar con acierto el reto que implica compaginar diversos escenarios. Cubrió cuatro años en el cargo y solo en el primero, recién tomado el testigo de Marcelo Bielsa, pudo centrarse exclusivamente en la liga y la Copa, para acabar metiendo al Athletic en Champions. En los siguientes, se vio en la tesitura de responder asimismo en competición europea y siempre alcanzó un puesto distinguido en la liga que otorgaba el derecho a repetir presencia en la Europa League.

Ahora quizá se haya olvidado, pero aquella tónica excepcional se transformó en una especie de costumbre, en algo parecido a una rutina y, acaso por ello, aunque no faltaron determinados factores con pretensiones desestabilizadoras, llegó un momento en que a semejante trayectoria no se le dio toda la importancia que objetivamente tuvo. Convertir al Athletic en un asiduo en el escaparate internacional estableció un hito en la historia moderna de la entidad. Es posible que con la llegada de las vacas flacas, durante los seis años fuera de Europa, más de uno lamentase haber minusvalorado lo que fue un itinerario fuera de lo normal, repleto de curvas.