CONSTATADA la repercusión mediática que han generado las salidas del Athletic de dos clásicos como Iker Muniain y Raúl García, resulta oportuno plantear sus posibles consecuencias en el corto plazo. Mejor antes de que nos ocupe la crucial visita al Metropolitano. No solo por lo que suponen en el ámbito estrictamente deportivo, acaso el apartado menos relevante, sino por su efecto en el ecosistema del vestuario, su incidencia en el plano económico y, sobre todo, por el modo en que influirán en el diseño de la plantilla de la próxima temporada. Este par de bajas va a repercutir directamente en una serie de decisiones que están pendientes de abordar por parte de los responsables del club. En breve se irá viendo en qué sentido.

La directiva de Jon Uriarte ha ido resolviendo la situación contractual de algunos de los futbolistas cuya vinculación terminaba en junio, no todas. Eran muchas y es comprensible que a falta de un mes para que la competición baje la persiana, dicha tarea esté inconclusa. De la misma forma que no responde a la casualidad que, en general, sean aquellos jugadores de más edad los que se encuentran a la espera de saber cuál es el criterio de Ibaigane sobre su futuro.

Existen salvedades, por ejemplo, Álex Berenguer, por debajo de la treintena y con una presencia estimable en la competición. Sin ser un fijo, el extremo viene a ser el jugador número doce en los planes de Valverde. Berenguer habría recibido ya dos proposiciones para continuar que, dada la ausencia de un acuerdo, se interpreta que no le han satisfecho.

La atención se centraría en lo que vaya a suceder con De Marcos (cumplió 35 en abril), Herrera (hará 35 en agosto) y Dani García (a un mes de los 34). Los tres viven la última fase de sus dilatadas carreras, pero hay diferencias entre ellos en función de su protagonismo. Únicamente el lateral es un asiduo en la alineación. Su registro de minutos ha experimentado un descenso en relación al año pasado, cuando acabó como el más utilizado del grupo, pero sigue siendo relevante. Idéntica apreciación cabría aplicar a su aportación.

Las dudas sobre su estado físico le llevaron a renovar por un año en varias oportunidades. Doce meses atrás, parecía convencido de que era el momento idóneo para colgar las botas, pero el club insistió e insistió hasta persuadirle de que no lo hiciera y volvió a estampar su firma. Está por ver qué piensa ahora, si bien seguro que de nuevo le pedirán que se quede. Con más razón por su condición de capitán. La marcha confirmada de dos de los cinco hombres elegidos para portar el brazalete asoma como clave para que alargue su estancia en la caseta.

En los otros dos casos, basta con repasar las estadísticas para darse cuenta de que su peso en la competición es bastante relativo. Se hallan por debajo del millar de minutos, son el decimoquinto y el decimoctavo de la lista. Cierto que Herrera disfruta de un tratamiento singular, tanto por ser una petición expresa de Valverde como por sus reiterativos problemas físicos. En la práctica, su rol en absoluto guarda correspondencia con el que se le atribuía a su llegada del PSG.

Dani García dobló en minutos a Herrera en la campaña precedente, pero en la actual una lesión le ha mantenido en el dique seco largo tiempo y la competencia en el centro del campo ha reducido sus opciones. A su favor, que representa un perfil defensivo que no abunda. En el club barajaban prescindir de sus servicios al finalizar este ejercicio. Ahora, habrá que verlo.

El principal factor que explicaría que ambos o cualquiera de los dos acudan en verano a la pretemporada está conectado a la agenda del equipo. Jugar liga, Copa, Supercopa y un torneo continental, el que sea, conlleva una acumulación de partidos incomparable a la de años recientes y, por añadidura, una exigencia muy superior. En suma, el Athletic se adentra en un escenario donde la experiencia se convierte en una baza a considerar, aunque sea para explotarla de manera esporádica, en la línea de lo que ha ocurrido este curso. Huelga comentar que, de confirmarse, la hipótesis llevaría aparejada una revisión de sus fichas, en especial la de Herrera, muy por encima de la que percibe Dani García.

En definitiva, es probable que se confirme el efecto dominó propiciado por la salida de figuras ilustres. A expensas del resto de movimientos que se registren, léase fichajes (anunciado el de Djaló y silenciado el de Gorosabel) que pudieran realizarse e incorporaciones del filial, el adiós de Muniain y Raúl García pudiera favorecer que hombres sin un porvenir claro permanezcan bajo la disciplina rojiblanca. El Athletic se va a ahorrar un dinero importante en su presupuesto y, dado que la media de edad de la plantilla desciende, conviene preservar una cuota de veteranía, por mucho que desde la óptica estrictamente deportiva sea un componente secundario.