Malos tiempos para el periodismo. Sí, el deportivo también. Aquella mítica frase de “no dejes que la verdad te estropee una gran noticia”, cotiza al alza. En algunos casos es dogma de fe. Lo triste es que el mundo digital, lejos de ayudar a que la práctica periodística crezca, avance y mejore, lo ha complicado todo un poco más. Los clicks se facturan y hasta empresas en otros tiempos inmaculadas se ponen al servicio de los miles de pinchazos en las respectivas webs con el único fin de subir su facturación. Me asusta la tranquilidad con la que se abandona la credibilidad y se abraza el consumo global, aunque lo que se cuente sea mentira. Insisto, sorpresa total.

Si hablamos de fútbol, el límite no existe. Acuerdos cerrados, vuelos en el aire, vídeos de presentaciones ya hechas, presentaciones posibles en medio del partido de turno y, por supuesto, casas y colegios ya elegidos son el pan nuestro de cada día. Como en todo, la globalización también ha llegado por estos lares. Antes hablábamos de ser diferentes y tratar las noticias y lo referente, sobre todo al Athletic, de manera diferencial. Respetábamos los tiempos y lo de tirarse a la piscina era cuando estaba llena a rebosar. Ahora todo aquello para algunos da igual. La razón de todo esto es que antes si hacías algo así te rompías la cabeza, no había agua, acababas con los huesos rotos. En estos momentos, no pasa nada. Patada hacia adelante y en dos días como que no ha pasado nada.

Por el camino, el descrédito, lejos de adjudicarse a quienes generan estas noticias falsas se extiende a toda la profesión. Injusto sí, pero mucha culpa es nuestra por no rebelarnos ante quienes se están cargando algo tan bonito y vocacional como es la profesión periodística. Esta semana, sin ir más lejos, estamos viviendo uno de los momentos más bochornosos en torno a la figura y el posible fichaje de Aymeric Laporte. Todo lo dicho hasta la fecha sobre sus acuerdos y viajes es falso y flaco favor le hace al futbolista y al Athletic en estos momentos de negociación. Una auténtica lástima.

Lo de dar primicias es una cosa y lo que ahora sucede es otra. Podemos equivocarnos en un momento determinado, pero hacerlo adrede, como que no. Se puede sacar la cabeza en base al trabajo, la calidad y, en momentos determinados, a la fortuna por estar en el momento oportuno o conocer a alguien implicado en las situaciones, pero de ahí a inventar noticias con el único fin de buscar notoriedad, va un abismo. Pensamiento cortoplacista este, enseguida te pillan la matrícula. Algunos tienen que tener el buzón lleno de multas.

Los periodistas debemos contar realidades o anticipar situaciones, pero nunca hablar de algo que no está cerrado o no se ha producido, ascendiendo al rango de noticia confirmada. Esta práctica que entiendo pone de muy mala leche a la gente seria no debe confundirnos y hacer que veamos que todos y todas trabajan de la misma manera. Hay muy buenos profesionales que cada día se levantan con la intención de informar de la mejor manera posible y ser veraces, es nuestra obligación.

No por no decir que Laporte no lo tiene aún cerrado estamos diciendo que no se va a hacer. Simplemente , aunque creamos que la cosa llegará a buen puerto, estamos constatando las dificultades de la operación y lo complejo de que todas las partes queden satisfechas. Puedo tener muchas ganas de que haya fumata blanca, pero ningún periodista estará en la firma cuando todo se concrete. Respetemos nuestra profesión, es lo mínimo, dignifiquemos este maravilloso trabajo.