Se ha convertido en la palabra de moda. La huida hacia adelante de Trump y su camarilla para no perder el tren de la historia de un imperio en declive ha llevado a que todos los países del mundo vuelvan la mirada hacia el interior como respuesta al afán arancelario del piel de zanahoria.
Boicot a lo yanqui. Es la soflama que impera a todos los niveles sociales. Es una patada en la espinilla, lo sé, pero el personal tiene muchas opciones de ponerla en práctica, desestimar la compra de cualquier producto made in USA y sustituirlo por alternativas incluso mucho mejores.
Ante la duda de comprarse un coche, aparque un Ford y elija cualquier otra marca europea o asiática, que las hay e incluso con mejores prestaciones. El iPhone y su universo de cachivaches es genial pero tienen tanta calidad el aparataje que vende Samsung o Xiaomi. Y es más económico. Levi’s es una marca más de vaqueros, no crean que es la única en el mercado y aunque su origen sea Estados Unidos (su fabricación casi seguro es asiática) se puede sustituir por otros jeans.
Esta sería una buena oportunidad para buscar otros horizontes culturales y huir de las superproducciones de Hollywood y de los canales de streaming para descubrir buenas películas y series europeas. La marca deportiva Nike se puede sustituir por Adidas y las bicis Specialized o Cannondale por la vasca Orbea. Ejerzan su derecho al boicot.