Es una línea roja. Pero nada que ver con la política. Esta es económica. Barata, no; relativa a la economía, que suele ser lo contrario. Es una línea roja descendente, cae por el gráfico a lo largo de los meses de los últimos dos años y tiene como fuente el Instituto Nacional de Estadística, esa biblia de los datos y su evolución histórica tan interpretable a demanda como cualquier otra biblia. La línea roja refleja, según su encabezado, la evolución del Índice de Precios de Consumo, el IPC, el nuevo testamento de la inflación que reinterpreta el perenne e irrefrenable encarecimiento de la vida desde el siglo pasado, a partir de la crisis del petróleo de 1973 más o menos. Sí, la línea es descendente. ¿Que no? La miras y parece que el IPC lleva meses bajando. ¿Que tiene que haber un error? Ya, los tickets del súper o de la gasolinera, la factura del agua o la luz dicen todo lo contrario. ¿Ven? Relativa a la economía. Pues no hay error. La línea roja que va de junio de 2002 a enero de 2024 desciende porque los precios han subido menos. O sea, siguen subiendo sobre lo ya subido, pero suben menos que cuando empezaron a subir. Sí, allá por el 73. Y a cualquiera como usted, a quien todo le cuesta hoy más que ayer pero menos que mañana y acaba de leer el crecimiento del Producto Interior Bruto y el más bruto de los beneficios bancarios o de las tecnológicas, se le dibuja otra línea roja, pero roja-roja: la del cabreo ascendente.