Mejor no te levantes, Cervantes, que la RAE la ha vuelto a liar. A mí no me ofrecía ninguna confianza desde que le quitó la tilde a solo. Recuerden la frase: “Tuve sexo solo una hora”. ¡Menuda incógnita! Luego rectificó, pero le costó 13 años. Nunca antes, tantas mentes porfiaron tanto por algo tan pequeño como una tilde. La credibilidad de sus miembros ya estaba por los suelos desde que admitieron almóndiga (por albóndiga)... Por favor que incluyan también cocreta y que nombren a Belén Esteban académica de honor. Y eso que desde lo Qatar con C, yo ya no les hablaba. ¡Qué vamos a esperar de un organismo que también acepta toballa y culamen! Pues bien, acaba de incorporar palabras como perreo, chundachunda y machirulo. Si gracias al WhatsApp ya teníamos una ortografía renqueante y vacilona, ahora estos señoros deciden fichar vocablos como VAR o pixelar. Entre su cosecha de innovaciones está aquaplaning u oscarizar. La Academia, en lugar de limpiar y dar esplendor, recoge de la calle toda la basura léxica y facilita la vida a los analfabetos. Empezó a desbarrar desde el momento en que admitió güiski, y otros términos catetos. Porque, si al final, meten en el diccionario todas las mamarrachadas y vulgaridades que se escuchan por ahí, no sé de qué sirve. A los viejunos de la EGB, la tilde de solo nos duele, pero el trauma que no nos van a quitar nunca es lo de guion.

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