Si ha prestado la más mínima atención a la elección del presidente del Congreso de Estados Unidos se habrá preguntado en algún momento qué arquitecto de la democracia parió ese endiablado mecanismo. Esa ametralladora disparando votaciones y ese a partir de ahora célebre Kevin McCarthy recibiendo bala tras bala en el pecho y asumiendo cada vez más demandas de los ultras republicanos. Recuérdese aquí que incluso ha facilitado su propia sustitución si en algún momento desfallece y deja de darle cera al presidente Biden. En medio de la refriega en la Cámara Baja yanqui, se echó de menos poniendo algo de orden a Jefferson Smith, el personaje que encarnó James Stewart en el filme Caballero sin espada. Otra anotación: el título original es Mr. Smith goes to Washington, mucho más contudente, en plan un tal Smith va a la capital y choca contra un muro de realidad. Se diría que todo ha ido a peor 83 años después del estreno de la película. Y ahí está McCarthy en los zapatos de presidente del Congreso, supuestamente la tercera autoridad del país, pero con la sensación desde fuera de que está en manos del designio del inefable Donald Trump. Fue una llamada in extremis del expresidente la que allanó la elección. “Es DT, que te pongas”, le pasó el teléfono una congresista al último republicano que cedió. Y todos sabemos ya quien manda. Preguntas a pie de página: ¿Se ha dado cuenta de que el aniversario del asalto al capitolio ha quedado eclipsado por este asunto? ¿Habrá sido fruto de la casualidad?