EO en un periódico la inadmisión del Tribunal Constitucional del recurso para localizar la fosa del poeta Federico García Lorca. Lo leo en la sección Cultura lindando con la noticia de la puesta en escena de Yerma en una sala bilbaina. Se ha dicho que con esta decisión, la de la no admisión a trámite del recurso, que a Lorca lo han sepultado dos veces pero sus obras, como la de todos los genios, sobreviven a su desaparición. La reparación de su familia y la de otros tantos que fueron desaparecidos junto a él tras ser asesinados en 1936 carece de trascendencia "constitucional", como si fuera suficiente la cultural y 85 años de tierra encima. Lorca sigue vivo en sus obras pero varias veces ha muerto sin sepultura digna, investigación y búsqueda de sus restos. Es otra guerra de fondo, la de los países desmemoriados a los que les vale un andaluz universal que nadie sabe dónde está. A pesar de las solicitudes familiares, a pesar de la necesidad de curar heridas, de la obligación de investigar para tener un lugar donde llorarle y venerarle, a pesar de una Ley de Memoria histórica que hoy estrena su segunda versión. Lo de Lorca es una auténtica odisea, la del tiempo quieto como resistente histórico, la de la demora esa la dignidad de hombre hecho desaparecer y la de todos los desmemoriados que hablan de fosas comunes y exhumaciones en la sección cultural. Un poema.

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