OMO el virus no se mueve por sí mismo, sino que necesita idiotas que lo trasladen, en el barrio de Salamanca de Madrid y otras zonas de ringo-rango les ha dado estos días por organizar reuniones de mega pijos peperos para manifestarse contra el gobierno. La cayeborroka la llaman porque hay señores engominados aporreando contenedores con palos de golf y señoras golpeando las señales con cubiertos de plata. El conato de revuelta se inició con una protesta de pijoflautas contra el ejecutivo de Pedro Sánchez por la negativa a incluir a Madrid en la fase 1 de la desescalada en la milla de oro. Y, a partir de ahí, concierto de caceroladas sin distancia de seguridad y saltándose todas las normas. ¡El virus unido, jamás será vencido! Paradojas de la vida, la revolución de los borjamaris en uno de los barrios más ricos de Europa y con las viviendas más lujosas del país. ¡Lo que habrá sufrido esa pobre gente durante el confinamiento! Aislados en casas de 250 metros cuadrados, sin servicio, sin entrenadores personales ni tratamientos de botox... Protestas de rebeldes de salón, los mismos que dijeron que las grandes aglomeraciones como las del 8-M propagaron el covid. Todo muy cívico, solidario y ejemplar con la que está cayendo. Un consejo a la policía: no enviéis los antidisturbios al barrio de Salamanca, enviad inspectores de Hacienda; ya veréis que pronto se dispersan.

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