Menosprecio a las siglas
– En los no tan viejos tiempos de mi oficio, las máquinas que escupían los teletipos se hubieran puesto a pitar estruendosamente. Esta vez ha bastado con el discreto zumbido de las alertas del móvil. “El PSOE expulsa a Nicolás Redondo Terreros”, rezaba el titular. A falta de más datos, en ese primer instante de la tarde de ayer se explicaba que el motivo para la decisión fulminante era el “reiterado menosprecio a las siglas”. El interesado aseguraba que nadie de su ya expartido le había comunicado su suspensión de militancia. Y probablemente a esta hora seguirá sin haber recibido la notificación. Siguiendo el modus operandi habitual, Ferraz prefirió informar primero a medios de su confianza.
Llueve sobre mojado
– Y, como pudimos comprobar consultando varias cabeceras, esa información fue acompañada de numerosas collejas dialécticas y cargas de profundidad contra alguien que, por otra parte, ya estaba en la cuerda floja desde hacía mucho tiempo. Llovía sobre mojado. Las declaraciones que han provocado que se le exija metafóricamente la entrega del carné eran solo las últimas de una amplia antología de exabruptos contra la actual dirección del PSOE y, con especial saña, contra su secretario general, Pedro Sánchez.
Militancia voluntaria
– “Aquí no se obliga a nadie a militar”, zanjaba la cuestión una de esas gargantas profundas que, siguiendo la costumbre, se identifican bajo el socorrido genérico “fuentes”. Y si lo piensan, la frase es certera y de aplicación no solo en todos los partidos políticos sino en cualquier organización en la que la adscripción sea voluntaria. Porque, obviamente, el debate de ideas, incluso con vehemencia, es sanísimo. Pero hay un punto en que la discrepancia enriquecedora sirve de excusa para alimentar desde dentro los discursos de los adversarios. En la misma mañana de ayer, antes de saltar la noticia de su expulsión, Redondo Terreros aprovechó su presencia en una de las varias tertulias a las que es asiduo para desear que la manifestación convocada por el PP para el 24 de septiembre sea “un gran éxito”. Si en los oscuros tiempos en los que él fue secretario general de los socialistas vascos alguien se hubiera atrevido a alinearse tan groseramente con los oponentes políticos, no le hubiera temblado el pulso para ponerlo inmediatamente de patitas en la calle.
¿Habrá más?
– Redondo sigue el camino de su compadre Joaquín Leguina. Son nombres con mucho pedigrí, aunque en la cabeza de todos están otros veteranos socialistas que tal bailan. ¿Tendrán su mismo final? No parece. l