Tremenda indignación en el ultramonte a cuenta de la expulsión del PSOE de Nicolás Redondo Terreros, de la que el interesado se enteró (parece coña) mientras comía con Aznar. “Expulsar a Nicolás Redondo y quedarse con Patxi López es una declaración de principios”, escribía con mala baba Santiago González en El Mundo. Un paso más allá, Cristina Losada apuraba la comparación en Libertad Digital: “A este paso, a Sánchez le van a quedar tantos históricos como los que le quedaron a Stalin, es decir, ninguno”. Claro que ningún resumen y corolario como los que deja caer Pedro J. Ramírez en El Español: “Hay más lamentos por la marcha de Redondo y alabanzas a González y Guerra en las filas del PP que del PSOE”. Tal cual.