NO recuerdo bien dónde lo leí pero sí la certeza del mensaje, que intentaré transmitirles grosso modo. Venía a decir algo así como “la vida es como un viaje en autobús: algunos comienzan el viaje junto a ti, otros se montan a mitad del camino, muchos se bajan antes de que llegues al final de tu viaje y muy pocos permanecen junto a ti hasta el final del trayecto. Pero cada una de esas personas dejan algo en tu corazón; algo que recordarás a lo largo de la travesía. Baja las ventanillas y disfruta del viaje porque no sabes, a ciencia cierta, cuándo llegarás a tu parada. Gracias por haberte montado alguna vez en el bus de mi vida. Espero que nunca de bajes. Y, si te bajas, que no olvides jamás mi compañía”. Llegan hasta las cocheras de este sacacorchos, allá donde aparcan noticias nuestras de cada día para alimentarlo, habida cuenta que se cruzan en el camino dos historias de autobuses, como tantas veces la vida discurre por dos carriles que van y vienen, que se cruzan entre sí o caminan paralelos.

Bilbao ha decidido poner veda en el coto de los coches que buscan su reposo, un hueco para aparcar, en las paradas de Bilbobus. Para ello han habilitado dos vehículos guardabosques que sacarán una foto de la infracción para enviarla a la Policía Municipal, que procederá a sancionar con 200 euros. Se trata de evitar que se entorpezca el tráfico: de los propios autobuses, de los usuarios de movilidad reducida. Es común ver esa okupación de los espacios reservados por conductores de corta paciencia (a la hora de buscar aparcamientos libres, quiero decir...), sin importarles un comino las consecuencias de sus actos. A partir de ahora, como en la vida, cada acto tendrá su consecuencia.

Casi al tiempo, la gente que acostumbra al uso cotidiano de la línea Bilbao-Castro y viceversa va a encontrarse con un regalo: viajes gratuitos si usan la tarjeta multiviaje. También como nos ocurre en el día a día, cada vez que se nos ofrece un veneno mucha gente lo mira por un lado y por el otro, buscando el veneno. Ya lo han encontrado. Aseguran que los autobuses se abarrotarán y quedarán en tierra. Son dos rasgos de carácter propios del vivir: aprovecharse de todas las ventajas y no medir las consecuencias. ¿No se lo dije? La vida parece un viaje en autobús. l