LA 54º edición de Durangoko Azoka cerró ayer sus puertas después de cuatro jornadas de intensa actividad desarrollada en esta gran plaza de la cultura vasca, convertida desde hace ya más de medio siglo en una cita anual imprescindible, en un escaparate que muestra al mundo la obra de nuestros creadores y también en un privilegiado punto de encuentro entre los diferentes agentes culturales y el público. Bajo el lema genérico de Osorik DA!, la feria ha contado este año con un nuevo récord de estands -un total de 264-, ha presentado 405 novedades literarias, discográficas, editoriales, audiovisuales y de productos variados y ha contado con más de doscientos actos culturales. Un macroevento sin parangón al que, un año más, han acudido más de 120.000 visitantes. Un microcosmos concentrado en cuatro jornadas pero que muestra la rica oferta cultural de la creación vasca, comparable a la de cualquiera de los autores y productores de países de nuestro entorno y en cualquiera de sus lenguas. Una cita que es mucho más que un escaparate, porque, al mismo tiempo, actúa como revulsivo para la creación y la producción, como enriquecedora interrelación entre diferentes autores de hasta tres generaciones y de estos con los productores y, finalmente, entre todos ellos y el público, convirtiéndose en un motor cultural de primer orden. Pero, además, Du-rangoko Azoka es también un excelente motor económico, tanto para los creadores y la industria cultural vasca como para el entorno en el que se desarrolla. No en vano, según el estudio realizado por Siadeco, el impacto económico global de la feria se cifra en 5,8 millones de euros, contando los efectos tanto directos como indirectos e inducidos. Un montante nada desdeñable, toda vez que, según el informe, los visitantes se gastaron más de 1,7 millones de euros en la Azoka del año pasado, parte de ellos fuera de Landako Gunea, es decir, en la hostelería, comercios y servicios de la localidad y su entorno. En definitiva, el movimiento que gira alrededor de Durangoko Azoka supone una extraordinaria generación de riqueza que va mu-cho más allá de la mera actividad de promoción de libros y discos, habiéndose consolidado como uno de los momentos cumbre para el impulso y desarrollo de la cultura vasca y el euskera y de su industria.