La ansiada normalidad se plasmó en una espesa salsa holandesa, con la mantequilla de la diversidad y las yemas de las luces y efectos especiales, pero tirando a salsa americana, como en una final de los premios MTV. ¡Fueron 26 veces el mismo show de Beyoncé! Algunos países renunciaron a su idioma por el inglés. Solo Francia puso el acento europeo con una canción de cuño continental. Se da la circunstancia de que tanto el tema galo, como los de Suiza y Bulgaria, precisamente los mejores, fueron estrenados durante la docuserie sobre Rocío Carrasco, en Telecinco. Incluso la melodía helvética es la base de la sintonía del drama nacional del momento.

¿Y España? Ay, pobre, tercera por la cola tras una actuación delictiva. Adviertan los dirigentes del PP que el desastre no es culpa de Sánchez. Eurovisión lleva zombi varias décadas y enmascara la confraternidad en lo anticultural. Vamos hacia la Europa de las cinco tribus: las tribus de Pfizer, Moderna, Janssen, la apestada AstraZeneca y los postergados sin vacuna. Lo anterior es historia.