OY hay partido y es lo que preocupa, pero lo que nos ocupa es Álex Berenguer, cuya incorporación a la plantilla es un hecho. Como al resto se le juzgará por su aportación al equipo y punto, pero su trayectoria no invita a pensar en él como la solución a las carencias que el Athletic arrastra en aspectos concretos del juego. No ha destacado por ser constante en el rendimiento, ni por la relación con el gol. Es rapidito y atrevido con balón, virtudes que ya se adjudican a otros hombres que estaban en nómina y que tampoco pueden alardear de puntería. Y se amolda a varios puestos, lo demostraba en el Torino mientras aquí, con desigual acierto, lo venía haciendo el trío de los habituales en el ataque rojiblanco.

En fin, que nadie le catalogaría como una figura o el encargado de establecer diferencias sobre el campo. Su nivel sería similar al que se observa en el grupo, pero se le acaba de fichar. Se desconoce qué es lo que en realidad piensan de Berenguer los promotores de su fichaje: directiva, director deportivo y entrenador. Si han dado el paso será porque confían en su rentabilidad y más les vale que acierten porque a ellos se les pedirán cuentas y, sobre todo, por el bien de la entidad. No obstante, más parece que se trate de una huida hacia adelante, un movimiento realizado al percibir que el aire cargado que recorre las calles subía y se colaba por las ventanas de los despachos.

Detrás de este fichaje se intuye el criterio cortoplacista de los dirigentes del Athletic. Las prisas provocadas por una inercia deportiva negativa que se traducen en la adopción de una medida que no aborda el origen de los problemas, pero de cara a la galería, aunque sea de forma pasajera, puede dar la sensación de que se están moviendo. Ya ocurrió con las contrataciones urgentes de Kodro e Ibai, por cierto este último, pero podría afirmarse que ambos, afectado directamente por la llegada de Berenguer. Aquello fue fichar por fichar, ha quedado probado. Pero hay más, puesto que después hubo ocasión de enmendar parte del error y no se hizo. Ibai quería salir, tenía un comprador dispuesto a pagar una suma notable y entre el presidente y el entrenador optaron por dejar las cosas como estaban y siguen estando.

Ahora, tiene pinta que el encaje de Berenguer, una probabilidad que no se debe descartar, conllevará unas consecuencias sobre otros jugadores cuyo alcance lo determinará el discurrir del tiempo. Aun participando poco, la presencia de Kodro e Ibai ya supuso una resta de protagonismo para gente con cierta proyección. Berenguer ha venido para ser titular, solo faltaría, y si esto de entrada responde a la lógica, es asimismo legítimo pensar que con él y los clásicos Raúl García, Muniain y Williams quedan copadas todas las demarcaciones ofensivas. La deducción sale sola, basta con repasar las alineaciones diseñadas por Garitano a lo largo de meses y hasta hoy. Si se confirma, a Berenguer le toca obrar un milagro, el de la multiplicación de las oportunidades y los goles.