EN 1949 Carol Reed dirigió El tercer hombre, una película referencial del cine negro que obtuvo un gran reconocimiento en Europa y Estados Unidos, tanto a nivel de crítica como en diversos certámenes. Era una adaptación del libro escrito por Graham Greene, quien dio de lleno en la diana al escoger el intrigante título de su novela. Aquí se toma como encabezamiento porque viene al pelo para reflexionar sobre un par de aspectos llamativos de la actualidad del Athletic, conectados ambos a decisiones de Gaizka Garitano.

El primero versa sobre la variante táctica consistente en añadir un central al esquema habitual en detrimento de un jugador de posiciones ofensivas. En principio parece una fórmula destinada a potenciar el perfil defensivo del equipo y aunque sea cierto que contribuye a proteger mejor la retaguardia, también lo es que permite explotar más las bandas para atacar. En el caso del Athletic, dada la vocación de los laterales Capa y Yuri, parece que lo de poner un tercer central no solo refuerza el equilibrio de la estructura, sino que subsana determinadas carencias colectivas en la generación de peligro.

Garitano estrenó este sistema en el Bernabéu y repitió en el Sánchez Pizjuán. Le fue bien, arrancó sendos empates, y comentó que era una medida interesante para enfrentarse a rivales importantes. El colista no entraría en dicho apartado, pero en la visita al Espanyol de nuevo reunió a Yeray, Núñez e Iñigo. Tres días después en Tenerife quiso hacer lo mismo, pero la pronta expulsión de Herrerín le obligó a recuperar la zaga de cuatro. Más recientemente, no sorprendió en absoluto que insistiera con el trío en la ronda copera con el Barcelona, pese a celebrarse en San Mamés. El miércoles ante el Granada se daba por hecho que no modificaría un ápice el plan que valió para meterse en semifinales.

En adelante, ya se verá. Si bien es significativo que en casi en la mitad de los partidos del período más denso y delicado del calendario Garitano haya optado por aprovechar al máximo la nómina de defensas, hay que considerar que el Athletic no conoce la derrota con el tercer central en liza.

El segundo tema que se quiere desarrollar encaja como un guante con el género del largometraje británico debido a su cariz misterioso. Y es que, aunque Reed se rodeó de rostros muy conocidos para dar forma a su obra (Joseph Cotten, Alida Valli, Orson Welles o Trevor Howard), Garitano nos deja en ascuas al hurtarnos la identidad del tercer cambio.

Cuando menos es curioso y da para hacerse varias preguntas, pero de entrada cuesta entender que el técnico renuncie a agotar el cupo de sustituciones en la fase más exigente del curso, con partidos cada tres o cuatro días, y a la vista del desgaste que sufren los futbolistas. A la mínima que se le presenta el propio Garitano subraya como uno de sus principales motivos de preocupación el tute de los titulares, pero ya ha ocurrido en seis encuentros que solo se ha dignado a realizar dos cambios, dejando el tercero en la recámara. Sin ir más lejos, contra Real Sociedad y Granada, pero asimismo contra Madrid y Sevilla. Desconcierta más si cabe esta línea de actuación porque en los dieciséis partidos previos al paso del Eibar por Bilbao, a mediados de diciembre, Garitano siempre utilizó a tres jugadores del banquillo.