HAY noches negras como el carbón, no es dudoso, y noches iluminadas como las de ayer, cuando se celebró la Bilbao Shopping Night, una apuesta de Bilbao Centro en la que el comercio resplandece. No en vano, sin la oscuridad, nunca seríamos capaces de ver las estrellas, esas grandes oportunidades de compras que salen a la luz cuando se apaga la solar y se enciende la eléctrica. Los más incrédulos nos dirán que la noche sugiere, no enseña del todo. De acuerdo, pero... ¿hay algo más hermoso, más atractivo, que las sugerencias? Yo creo que no.

El poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán Johann Wolfgang Goethe fue tocado por un claro de luna cuando dijo que la noche es la mitad de la vida. Y la mejor mitad. En noches como las de ayer hay revelaciones que el día ignora. Lo vimos, sin ir más lejos, cuando un centenar de comercios abrió sus puertas a horas inusuales y con precios menos comunes aún. Fue todo un distingo, un relajo para los bolsillos que lo agradecieron las bolsas más menguantes e incluso carteras de luna llena que aprovechan el gesto para saciarse sin necesidad de vaciarse.

Quienes lo vivieron de cerca comprobaron cómo la ciudadanía pudo comprar en un gran bazar de diversas promociones mientras distintas actividades de música, teatro o ballet alegraban el paso de tienda en tienda, de comercio en comercio, de local en local. Digamos que sonó la música de la mano de Maider Legarreta, Javier Alzola y el grupo local de versiones Tucson. Y que asimismo, había payasos para los más pequeños, pintacaras, maestros de la globoflexia o talleres. Fue una propuesta redondeada con el ballet clásico de Teresa González Ardanaz, exposiciones y radio en directo, lo que alegró la noche de las oportunidades. En los comercios hubo desfiles, sorteos, cócteles y actividades con DJs; promociones, descuentos, catas y degustaciones varias. La noche se hizo fiesta, como acostumbra. Y se abrochó con un concierto, en Luckia Casino de Bilbao. Estos días de 24 horas tan vividas alegran el consumo. ¡Aleluya!