ONDE todo era movimiento y meneo hoy reina la quietud. El Athletic que había firmado su semana más feliz cuando se aventuraban las capitulaciones (diez partidos de liga sin ganar y una ventaja exigua en la Copa, ¿se acuerdan...?) y nada parecía imposible. El lejano eco de Oriente traía noticias de las fatigas vividas en China, donde un extraño virus provocaba un repunte de una extraña gripe. "Coronaqué... ¡No fichamos extranjeros!", decían los más guasones. ¿Y qué? Aquí, entre los nuestros, todo era bullicio. Se buscaban rincones para hospedarse en Sevilla, se miraba el horizonte de la liga con un nosequé de esperanza europea y sobre las charlas de bares y tabernas sobrevolaba el debate en torno a la Eurocopa. Que si sí, que si no. Nada ajeno al universo del fútbol, nada capaz de perturbar la paz de la liga ni de aplacar la fiesta de la Copa. ¿Nada?

Hoy aquel fútbol queda atrás. Los más recalcitrantes insisten aún en una final de Copa con espectadores de Athletic y Real Sociedad, como si fuese un asunto sobre la mesa. Se han vivido reuniones en el ala oscura del deporte, los despachos, con fechas sobre la mesa. LaLiga Santander empezará tal día, la final se jugará al día siguiente de la final de la Champions League que, por supuesto, se va a disputar en Estambul. Sevilla será capital del fútbol vasco, la Real se clasificará para la Champions del año que viene y el Athletic levantará de nuevo una Copa en sus vitrinas. Más y más sueños para acallar las pesadillas.