Lo que le faltaba a Trump, un parche, aunque no sea en el ojo, y alguien más a la derecha que él de mano derecha. Pero como ha sido “un milagro”, que dice que lo llamó el médico, quien además de saber de curas de heridas debe saber de los otros, los que dan carta de naturaleza (una visa en USA) religiosa a los prodigios; en Washington habrá un vicepresidente con nombre de disjockey de celebración futbolera: J. D. Vance, que es como se conoce al senador James David Vance desde que se cambió el nombre, pues el de bautismo fue James Donald Bowman. Y que nos pillen confesados. Porque es en el mismo pie de la democracia donde ha impactado el tiro que rozó la oreja.
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