Hoy quiero poner el acento y el máximo respeto en todos aquellos agentes de la policía (da igual el signo) que se ven obligados a intervenir en los casos de abusos a menores. Pienso en lo duro que debe de ser, y para lo que no hay academia que te prepare, el tener que ver cómo una persona viola a un bebé, en el caso de un detenido estos días, a su propia hija. Testigos de la podredumbre más ruinosa de nuestra sociedad para cuyo combate no hay palabras de agradecimiento. Hoy quiero poner el acento en todos aquellos agentes de la policía (da igual el signo) para reconocer esta cruel labor con la que les ha tocado lidiar.