Hemos sido testigos de lo que pasa en días así, en los que se va muy tranquilo y al final se acelera mucho después de la etapa de Javalambre, en el que se voló. En este tipo de etapas los finales suelen ser un poco locura. El callejeo por Oliva ha generado un esprint desorganizado. Es en esa clase de finales en los que puede haber sorpresas. De ahí una victoria como la de Geoffrey Soupe o el segundo puesto de Orluis Aular. Que quede claro que no estoy planteando que pueda ganar cualquiera, pero sí es cierto que puede suceder algo inesperado y eso es lo que ha ocurrido. Nadie apostaba por el francés, que lo ha hecho muy bien. Se la ha jugado y le ha salido perfecto. Ha sido una pena por Caja Rural, que está haciendo una gran Vuelta, con mucha presencia y buenos puestos durante la carrera. La victoria de Aular les hubiera solucionado el año. Para un equipo como el Caja Rural sería un magnífico premio. Además, hay que tener en cuenta que no se van a presentar muchas oportunidades de este tipo. De hecho, no suele haber muchos días de estos en las carreras. Son jornadas extrañas, con el pelotón muy relajado. La fuga con Okamika no tenía ningún riesgo y se sabía que esperaba otro esprint. La carrera se ha activado a poco del final y en esos momentos es cuando surgen los problemas. Se pasa de una situación de calma a competir. Kuss se ha ido al suelo, pero ha librado. Sin embargo, Thymen Arensman se ha visto obligado a abandonar. La primera semana de las grandes vueltas siempre deja a alguien de la general fuera de combate. Es una pena lo de Arensman, que el pasado año hizo una gran Vuelta y en esta se esperaba una buena actuación. El fin de semana espera más montaña. Veremos si la Vuelta se aclara aún más en la parte alta de la general.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk