Es hora de cambiar el chip
ENTRAMOS en semana de competición europea. Después del habitual parón regresa la Europa League. Sí, esa en la que todos tenemos puestas nuestras ilusiones. Los primeros, los futbolistas y el cuerpo técnico del Athletic. Sin ir más lejos, en la gala del deporte de DEIA, Beñat reconocía la ilusión por sacar la gabarra. Es obvio que si hay una competición donde esto se puede lograr es en la europea. Es dificilísimo, seguro, pero al máximo nivel todo es posible. Rival desconocido, de una liga pequeña, que cuando atraviesa su frontera se transforma en un equipo incómodo para cualquiera.
El Athletic sigue en busca de su identidad, no convence en cuanto al juego, pero sí con los resultados. Vaya por delante que soy de los que piensa que jugando lo nuestro, el equipo estaría mucho mejor clasificado. Esto de marcar en el último suspiro, remontando y apelando a la Amatxu de Begoña y al espíritu de San Mamés se ha convertido en la cosa más normal del mundo. Los datos están ahí y los de Valverde viven en un “ay” permanentemente.
El sábado se registró el enésimo capítulo en dificultad a la hora de generar juego y llegar con claridad a la meta rival. La alineación no ofrecía grandes variaciones tratándose de jugar como locales, un clásico en La Catedral independientemente de los méritos adquiridos siete días antes. Sigo sin comprender la ausencia de Iturraspe, no estoy de acuerdo con los que dicen que Valverde acertó con los cambios. Otra variable es que esos mismos de inicio no te hubiesen provocado ir una vez más a la heroica. Sea como fuere, el Athletic ganó y esto sirve para seguir enganchados a la lucha por entrar en Europa. Tres puntos pero los árboles deben dejarnos ver el bosque.
El tema de la portería sigue siendo motivo de tertulia y discusión futbolera. El turco marca un golazo pero precisamente las grandes paradas son a grandes disparos y una vez más, Iraizoz, no tuvo la suerte necesaria para detener la pelota. Lo que más me sorprendió es que preguntado el Txingurri en rueda de prensa por quien sería el inquilino de la meta ante el APOEL, no se mostró contundente y dejó una frase para alimentar todo tipo de comentarios: “Desde luego, con un portero vamos a jugar”.
Dejo el final para incidir en la importancia de los aficionados en estos partidos de ida y vuelta. El jueves San Mamés tiene que apoyar como si de una final se tratara.