LIONEL Messi apura susúltimos días de vacacionesen las Bahamas antes deregresar a Barcelona, donde losculés han sido congregados al gritode “¡Leo, quien te ataca ataca alBarça y a su historia! ¡Nos vamos adefender hasta el final! ¡Siemprejuntos!”. Así de rotunda es la proclamalanzada por Josep María Bartomeu,presidente del club, para arropara la criatura en cuanto lleguecon la pesadumbre a cuestas, puescomo todo el mundo sabe el genialfutbolista argentino ha sido condenadoa 21 meses de prisión por tresdelitos fiscales, pese a haber pagadolo defraudado (4,1 millones) y lascorrespondientes multas, tomandocomo base la petición de la abogacíadel Estado y despreciando la posicióndel fiscal, que pedía la absolucióndel futbolista. La susodichaabogacía del Estado la preside MartaSilva de la Puerta, que formó partede la directiva de Florentino Pérezen el Real Madrid entre 2000 y2006.
Articulada la teoría de la conspiración(mano negra en guante blanco),El Pequeño Nicolás ha reaparecidoen todo su esplendor para insinuarque, efectivamente, hay complotpara desestabilizar al Barça y alcatalanismo en general por la víapsicológica, o sea, provocando unadepresión de caballo al melancólicoMessi. Se lo ha dicho un pajarito delos servicios secretos, donde al parecertiene muchos camaradas.
Sin embargo los muñidores de lasupuesta conspiración no han tenidoen cuenta los daños colaterales,toda vez que los juristas culés ypúblico en general se hacen la mismapregunta: Si se trata de dar uncastigo ejemplar a los defraudadores,¿por qué la Infanta doña Cristinano y Lionel Messi, si? Es decir.Por qué la misma abogacía del Estadoque culpabiliza al jugador, apesar de haber proclamado su angelicalignorancia (“todo me lo llevabami papá”), no hizo lo mismo con laBorbón, que también se hizo la tontitasobre lo que firmaba, pese atener estudios superiores y un másterpor la Universidad de NuevaYork.
A la espera de lo que depare elrecurso al Tribunal Supremo, el barcelonismoestá de los nervios. Messiya dejó plantada a la mismísimaselección argentina tras perder sucuarta final con la albiceleste depuro desconsuelo y hasta Can Barçahan llegado los lamentos del genio, que no ha podido solazarse en lasBahamas como Dios manda confirmadasu condición de famoso delincuente.
Así que el club azulgrana leestá preparando otro contrato, depor vida, enorme (ahora percibe 20millones netos), para que papá Messino vuelva a caer en la tentación dechulearse ante el fisco. O como dijoJavier Tebas, a quien le encanta chapotearen todos los charcos: “Messiha pagado más de 160 millones alEstado y se han hecho hospitales ycarreteras”, o sea, que todavía habráque erigir un monumento a esa genteriquísima, que entre los muchoslujos que se puede permitir está elde engañar a la Hacienda.
Pero un rayo de esperanza acariciael compungido rostro de Messi:Cristiano Ronaldo no tuvo la oportunidadde sumar los puntos que lefaltaban para ganar el próximoBalón de Oro, ni tampoco Griezmannfue el fantástico chico queaparece el día decisivo para rubricarla victoria final. En resumidas cuentas:para la Justicia Messi será unchorizo, pero para los amantes delfútbol sigue siendo el mejor futbolistadel orbe. Y Portugal campeonade Europa, toma castaña, confirmandoasí la escasa calidad que haofrecido el torneo. Hasta hubo unhéroe imprevisto. Éder entró alcampo en el minuto 79 y en la historiade su país en el 109, anotando enla prórroga el único gol. CristianoRonaldo, sin embargo, celebró lavictoria como si él hubiera sido elgran protagonista de la misma. Y alo mejor tiene razón. Paradojas de lavida: la lesión y salida del campo deRonaldo probablemente liberó detoda presión a los jugadores lusos,que a partir de entonces jugaronabsolutamente desinhibidos desdesu papel de víctima propiciatoria, lamisma fórmula mágica de Islandia,Gales o Irlanda del Norte