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La mayor distinción

La mayor distinción

una vez más San Mamés puso de manifiesto su diferencia. Era un día especial, acababa la temporada y con ella cerraba Carlosn Gurpegi su etapa como rojiblanco. El de Andosilla es distinto. Le ha pasado de todo y cuando digo de todo, es de todo. Ha sufrido como el que más pero gracias a su fortaleza y carácter ha superado todos y cada unos de los obstáculos que vida y fútbol han situado en su camino.

El sábado en La Catedral no se homenajeaba a un crack del fútbol en lo que se refiere a lo puramente relacionado con el juego. Era un reconocimiento a su compromiso, sus valores, su capacidad de sacrificio y por supuesto su amor incondicional a unos colores que imprimen condicionantes muy difíciles de entender para los demás.

Gurpegi vivió la mejor despedida que puede tener cualquiera que se dedique a esto. Ante los suyos y en casa y lo que es más importante, desde la honestidad, la sinceridad pero sobre todo la naturalidad de una afición entregada ante quien consideran es el mejor embajador de los conceptos rojiblancos. Carlos quiso un día ser jugador y tuvo la fortuna de llegar al Athletic. Tampoco en el mejor de sus sueños contaba con tener un hasta luego como el del sábado en San Mamés. Es lo que tiene haber hecho tantas cosas bien durante tantos y tantos años.

Lo mejor de todo es que estoy seguro que Gurpegi nos va a seguir regalando su sonrisa. Esa con la que, según él, compensaba todo el cariño que le habían entregado los hinchas del Athletic. Se va para quedarse desde otro lugar pero siempre cerca. Es un activo demasiado importante como para perderlo. Desde estas líneas quiero sumarme al homenaje con un simple Eskerrik asko. Como jugador un diez, has jugado de todo y siempre al servicio del club, cómo “tío” un once. Esa sonrisa y ese talante también lo has tenido con todos nosotros y se agradece.

Twitter: @monjeondavasca