Este año pusimos un Nacimiento especial, sobre un lecho de hojas granates y amarillas, de arce y de ginkgo. Es especial como el motivo por el que una comunidad de cristianos y cristianas amigas de Pamplona no s lo regaló hace unos meses. Y es especial por la hechura: una única pieza de escayola policromada, llena de movimiento y dulzura, donde José levanta en sus brazos a Jesús, estrechándolo tiernamente contra su mejilla; María posa las manos y reclina suavemente la cabeza sobre el hombro de José, el hombre bueno. Unas ovejas recuestan su cabeza sobre otras y se hacen carantoñas, mientras otra, más grande y muy negra, acerca atentamente su cabeza hacia el centro del Misterio. Un aire de bondad lo envuelve todo.
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