LOS vaivenes de la lucha contra el Estado Islámico (EI) dejan entrever un resurgir el presidente sirio, Asad. Evidentemente, no un retorno al poder indiscutido, pero sí una muy probable prolongación de su presidencia. Moscú y Occidente tantean ya la posibilidad de contar con Asad “algún tiempo” más. Lo curioso de todo esto es que no se ha producido por un cambio político del Gobierno sirio o de la ideología democrática de Occidente, sino por el empecinamiento de las grandes potencias de hacerle la guerra al EI sin recurrir a la infantería. Desde el punto de vista militar, la auténtica fuerza de EI radica en que es una enorme organización guerrillera, pero no un ejército clásico. Sus soldados son en su mayoría unos novatos, pero los cerca de 50.000 mercenarios y antiguos mandos militares de Sadam Husein son unos combatientes expertos y aguerridos capaces de dar golpes de mano y de elevar la efectividad de los ilusos inexpertos que se les han unido. El que carezca de aviación, carros de combate y artillería pesada no merma en absoluto la eficiencia de las operaciones de guerrilla y, en cambio, reduce a casi nada el impacto de los bombardeos aéreos de las grandes potencias ya que no hay concentraciones de hombres y material bélico en ninguna parte. Otra de las mejores bazas de EI en esta lucha es el nulo espíritu luchador de las poblaciones de Siria e Irak y la descoordinación de los ataques aéreos rusos y occidentales. Así, en los últimos dos meses los aviones de Putin atacaron casi exclusivamente objetivos de Siria Occidental y Septentrional en tanto que los occidentales bombardearon posiciones mucho más orientales. La escasa eficiencia de esos bombardeos se evidencia en el balance de los ataques rusos: cerca de 1.500 muertos, un tercio civiles, y los otros dos tercios combatientes anti Asad y personal auxiliar de los amotinados. A este mancamiento de la ofensiva anti EI se ha de sumar la evidencia de que tan solo existe una infantería que ha derrotado repetidas veces a las guerrillas de EI - los peshmergas kurdos y el cuerpo expedicionario iraní- y esta es numéricamente menor. La única infantería que, reorganizada y reforzada, podría ira desalojando al EI del territorio ocupado sería el ejército regular sirio. Y esto requiere tolerar la continuidad de Asad en el cargo por lo menos hasta la aniquilación de EI.
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