Sesenta minutos
eS el tiempo que duró el altísimo nivel futbolístico del Athletic, una hora. Hasta ese momento los rojiblancos jugaron un partido redondo. Lo hicieron bien casi todo, lástima no marcar algún gol más, hubiese venido muy bien. El Athletic controló, jugó, estuvo centrado y no dejó maniobrar al Atlético de Madrid, probablemente el equipo mejor trabajado de la categoría. Los de Valverde mandaron en el choque e hicieron que el Calderón enmudeciera por momentos.
El técnico apostó por dos hombres en el centro del campo como Iturraspe y Beñat y hasta que el primero aguantó, todo fue perfecto. Con la sobrecarga del de Abadiño el panorama cambió mucho. Pareció perderse la luz en el centro del campo y un enorme Beñat dejó de encontrar al socio que tan buen resultado le había dado hasta ese momento. Si además aparece Griezmann para firmar un golazo pues apaga y vámonos. Que más quiere el ciego que ver y el segundo al Atlético le abrió las puertas de algo que es lo que mejor hace, defender y dejar morir el partido hasta el final.
Con lo ocurrido en Madrid hay algo que queda muy claro. El Athletic es capaz de hacer fútbol de muchos quilates. Demostrado queda que con estos mimbres el cesto puede quedar muy bien. Hay equipo de sobra para buscar victorias en cualquier estadio pero no es menos cierto que precisamente por eso no debe caer el equipo en errores pretéritos como los vividos. Derrotas en liga y Europa League ante equipos netamente inferiores.
Ahora y después del sorteo el futuro es altamente ilusionante. Por un lado la liga, con un partido antes de unas minivacaciones y luego competición para no aburrirse. Por otro la Copa, este miércoles certificar el pase a la siguiente ronda y por último la Europa League, El Olympique de Míchel y Alkorta espera allá por el 18 de febrero en tierras marsellesas. Atractivo encuentro con todos los alicientes. Estoy seguro que muchos athleticzales están encantados ya que el desplazamiento no es ni mucho menos complicado ni largo.