las pantallas de ETB han fundido a negro para llorar la muerte de Pello Sarasola, alma de la radiotelevisión vasca, a la que dedicó su vida con entusiasmo. ¿Cuántos años, cuántos desvelos y cuánto de ese sacrificio que no entra en nómina entregó Pello al proyecto de EITB? ¿Cuánto de su talento, ideas e intuición contiene el éxito social de nuestros medios públicos? La pasión del joven hernaniarra por la tele se forjó en una sutil combinación entre amor por el cine y perspicacia observadora, un puzzle de arte y ciencia en el que se sintió identificado para desplegarlo en la complicada disciplina de saber qué les gusta y disgusta a las personas, tan diversas y contradictorias, y qué persiguen y anhelan, es decir, el marketing de la vida. Los sociólogos -como Manu Castilla, su colega en el desafío de ETB- son impacientes buscadores de las verdades escondidas.
Pello nació lleno de curiosidad y quiso conocer los resortes emocionales de la gente, sus certezas y porqués. Y de tanto escudriñar motivaciones y tanto hacer preguntas pertinentes le vino la vocación de dar él mismo las respuestas y pasó a deducir programas e influir en el modelo de información, cultura y entretenimiento de ETB y en cómo la pluralísima sociedad vasca podría ensancharse compartiendo aventuras, humor, diálogo y osadías. Ese fue su sueño, desacralizar el simbolismo de nuestra televisión pública y que en ella nos viésemos iguales con nuestras fascinaciones y ridiculeces. Sarasola creía en esa Euskadi creativa y transgresora, pero radicalmente euskaldun. Era tan adorable que se fue unos años a Antena 3 a tocarnos las pelotas.
“Trabajador de ETB”, decía su esquela. Pues sí. No director, ni jefe de programas, ni responsable de contenidos. Currante puro y duro. Compañero, amigo, decente, libre. Eskerrik asko, Pello, por lo mucho que nos diste. Vives para siempre en esa gratitud y en tu obra, en Susana y tus hijos. Tú que buscaste sin desmayo una explicación para todo, ya sabías que la única ignorancia soportable es la aceptación del misterio de la vida.