NI siquiera sabía lo quesignifica inmatricular,pero la Iglesia católicame lo ha enseñado en los últimosaños. Significa registrar por primeravez algún bien en el registrode propiedad, y es lo que hanhecho y siguen haciendo muchosobispos ?el arzobispo de Pamplonaa la cabeza?, al amparo de unaley franquista de 1946 ampliadacon una cláusula introducida adhoc por un Gobierno de Aznar en1998. Es muy fácil: basta que unobispo cualquiera acuda al registrode propiedad ?con mucho sigilo,eso sí? y declare: “Esta catedraly esas iglesias, este palacio y aquellascasas curales con sus fincas, yaquel cementerio e incluso el frontón?declaro que todo eso es propiedadde la Iglesia”. Y no hay másque decir. Y el registrador lo registrará.

Y si algún colectivo de la ciudado del pueblo, enterado delfraude eclesiástico, fuera a reclamarla propiedad inmatriculada,le dirán: “Lo inscrito inscrito está”,como dijo Pilato. Y no les quedarámás que recurrir a los tribunales.

He ahí nuestra Iglesia, la que predicaa Jesús. Pero ¿puede una Iglesiaque inmatricula ser Iglesia deJesús? Siento decirlo, pero lo digorotundamente: Jesús no la reconoceríacomo suya ni se reconoceríaen ella. Una Iglesia que se apropiade todo lo que usa o usó en elpasado no es Iglesia de Jesús, quedijo: “No llevéis oro, ni plata nidinero en el bolsillo; ni zurrónpara el camino, ni dos túnicas, nisandalias, ni cayado”.

Una Iglesia que se adueña de loque algún rey le donó ?¿quién erael rey para donárselo?? o de lo queel pueblo entero construyó cuandotodo el pueblo era cristiano, debuena o de mala gana; una Iglesiaque se apropia de los bienes de lospobres para especular con ellos ovendérselos a algún especuladorno es Iglesia de Jesús, que expulsóa los mercaderes del templo y quedijo: “Gratis lo recibisteis, dadlogratis”. Una Iglesia que se apoderade las casas y bienes que la hospitalidadde la gente le cedió enotros tiempos no puede ser Iglesiade Jesús, que dijo: “Cuando lleguéisa un pueblo o aldea, buscada alguien digno de confianza yquedaos en su casa hasta que marchéis”.

Lo que es muy distinto de“Quedaos con sus casas cuando osmarchéis?”, como sucede hoy.Una Iglesia que se incauta demezquitasconvertidas en catedrales?azares de la historia? y pretendeque sea solamente suyo lo que hasido y debiera ser de todas las religiones,más aun, de toda la sociedad,no puede ser Iglesia de Jesús,que dijo: “Ha llegado la hora enque no se adore a Dios en templos,sino en espíritu y en verdad”.

Una Iglesia que litiga en los tribunales,hasta el Tribunal Constitucional,por bienes inmuebles ajenos?y aunque fueran propios? noes Iglesia de Jesús, que dijo: “Alque quiere pleitear contigo paraquitarte la túnica, dale también elmanto”.

Una Iglesia incapaz de reconocero de aceptar que el mundo hacambiado, que la sociedad ya noes cristiana, una Iglesia que siguevaliéndose de leyes y privilegiosconfesionales, una Iglesia aliadacon el poder y el dinero, una Iglesiaque resulta ser la mayor propietariaparticular de bienesinmuebles de todo el Estado? noes Iglesia de Jesús, el profeta galileomarginado e itinerante, quevivió sin casa y sin bienes y dijo:“Las zorras tienen madrigueras ylos pájaros del cielo nidos, pero elHijo del hombre no tiene dondereclinar su cabeza”.

Una Iglesia que se instala en palacios,que busca privilegios, que seapropia de iglesias e inmatriculabienes que fueron de todos no esIglesia de Jesús. Jesús no fundóninguna Iglesia, pero solo unaIglesia itinerante, siempre encamino, una Iglesia sanadora, unaIglesia desinstalada de edificios depiedra, doctrinas, ritos y normas,puede ser Iglesia de Jesús.En nombre de Jesús y de su BuenaNoticia, tan buena también parahoy, pedimos, pues, a la Iglesiaque se desprenda de tanta posesión,piedra y letra, y sea testigohumilde del único tesoro, de laperla preciosa: la Salud, laGracia,la Vida.