Sorpresas te da la vida
Resulta que los desgarramantas de Osasuna, que llevaban ocho partidos sin ganar, tenían al equipo descuajeringado, a la hinchada de uñas y a su entrenador José Antonio Camacho con medio pie fuera, va y gana al Real Madrid y se carga la Liga, porque a estas alturas, con siete puntos de diferencia (ocho con el golaverage particular, ¿o alguien piensa que el Madrid le puede meter un 6-0 al Barça en el Bernabéu?), a ver quien es el guapo capaz de echarle el guante a los duendecillos mágicos de Pep Guardiola.
La victoria rojilla fue tan impecable que el zorro de José Mourinho, que siempre encuentra un vericueto por donde escurrirse y poner a salvo su condición de The special one, reconoció que el árbitro, el engolado Muñiz Fernández, nada tuvo que ver en la catástrofe; ensalzó el generoso esfuerzo realizado por las huestes rojillas y no arrojó reproche alguno hacia los suyos, ese elenco de criaturas estelares comandadas por Cristiano Ronaldo, y por descontado tampoco él tuvo culpa alguna, faltaría más, luego habrá que recurrir a cuestiones esotéricas (el capote de San Fermín, un mal de ojo o la pertinente conjunción astral) y en última instancia al manual de urgencias futbolísticas de Bujadin Boskov (El fútbol es imprevisible porque todos partidos empiezan cero a cero; Ganar es mejor que empatar. Y empatar es mejor que perder; Perder es mejor que descender...) que es como entregarse a la Bilblia, para descifrar las claves de la cosa.
Pero se mire como se mire, el asunto tiene mucha coña marinera. Para empezar, hay que recordar que el Real Madrid, además del palizón que le atizó el Barça en el Camp Nou (5-0), se ha dejado los puntos que le alejan del título ante el Mallorca, Levante, Almería y Osasuna, probablemente los equipos más modestos de la división y apurados habitantes del furgón de cola. Han sido dos jugadores surgidos de la cantera madridista, Camuñas, autor del gol rojillo, y Aranda, protagonista de la jugada e inconmensurable durante todo el encuentro, quienes ejecutaron al Madrid; y tampoco sería exagerado señalar a José Antonio Camacho, toda una leyenda del madridismo, como el estratega de la hecatombe blanca.
Y a todo esto, ¿qué dice Valdano, aparte de carcajearse por lo bajines del hostión que se ha pegado Mourinho, su ilustre y declarado enemigo? Pues no decir nada, aunque, eso sí, con elegancia: "vamos a luchar hasta el último aliento...".
¿Y Cristiano Ronaldo, ese chulillo de playa que no dio una a derechas en fecha tan señalada? Pues dar pataletas de mal perdedor y pedir un "castigo" al club navarro porque el ambiente en el Reyno fue "fatal". "Quien manda en el fútbol tiene que ver lo que ha pasado porque no es bueno para el espectáculo ni para los niños que disfrutan del fútbol", dijo. ¡Cristiano Ronaldo dando ahora consejos de moralidad, urbanismo y elegancia para con el prójimo!
¿Y que dicen las estadísticas? Pues que Manuel Pellegrini, a quien Florentino Pérez despidió por elegante y no ganar la Liga, jamás estuvo en la clasificación con el Real Madrid siete puntos por debajo del Barça.
¿Y qué dice Florentino Pérez, alias ser superior y a la sazón presidente del club? Pues para qué leches se gastó 16 millones de euros en contratar al técnico portugués si tampoco va a lograr un puñetero título y encima ha logrado la animadversión del universo futbolístico.
¿Y qué dicen los mentideros? Pues que lo mejor es que el Madrid se deje ganar el próximo miércoles por el Sevilla, porque solo faltaba que el Barça les gane la final de Copa con otra paliza y en el mismísimo Bernabéu, escenario propuesto por Guardiola para el evento relamiéndose de gusto con solo imaginar la que pueden montar allá por abril.
¿Y qué dice Caparrós? Pues que está "hasta el gorro" de que se relacione a Fernando Llorente con el Real Madrid, como probablemente lo han estado en Zaragoza con el Athletic respecto a Ander Herrera.
Como si fuera un neófito en este mundillo, se pone digno Caparrós con el negocio, y lo que te rondaré morena después de ver que Benzema sigue siendo una figura espectral y del debutante Adebayor solo se supo de su prolongada sombra.
Pero sobre todo se ha puesto estupendo el Athletic, que en una semana ha logrado dos victorias de calidad que le lanzan derecho a Europa, recupera al gran Toquero y consolida por fin un equipo fiable, de garantías y, ¡albricias!, con ganas además de jugar bien al fútbol.