Dirigentes empresariales han puesto el grito en el cielo por el impuesto sobre energéticas y bancos implantado por el gobierno. Yo me pregunto, no sería más fácil aplicar, como es debido, el 25% del Impuesto de Sociedades, evitando que estas empresas, con exenciones, inversiones desgravables, etc. que las leyes permiten, por supuesto, paguen solamente, ¿cuánto? ¿El 9%? 

Durante mis amplios 50 años de vida laboral llegué a pagar, de entrada el 28% de IRPF, a los que había que añadir el 6% de la Seguridad Social, y como pensionista el 18%, y no se te ocurra disponer de algo, si ahorraste para un plan de pensiones propio, porque el leñazo es de categoría. 

¿Y estos dirigentes, que cobran sueldos millonarios, tienen la desfachatez de protestar y amenazar con la deslocalización de las empresas, cuando todos sabemos que los trabajadores y pensionistas aportamos el 75% de los impuestos? 

¿Y qué ha pasado con los más de 100.000 millones de euros con los que el Estado salvó el trasero de la mayoría de las entidades bancarias? ¿Y cuánto han devuelto? Se calcula que unos 9.000, y todavía tienen el rostro de alardear de sus millonarias ganancias. ¿Y de dónde sacó el dinero el Estado? 

Esto es una auténtica burla al pueblo, pero claro, tenemos unos gobiernos asustados y que no se atreven a tocar esas disposiciones. Y no quiero ni pensar qué ocurriría si la derecha extrema y la extrema derecha, como se dice ahora, consiguen el gobierno, unos partidos que allí donde mandan están destruyendo el sistema público. 

Ya lo dice la jota navarra: “La ley es tela de araña, pensada pa los más ricos, se libran los peces gordos y atrapa a los pequeñicos”.