En una mamografía que me hicieron a finales de enero me encontraron dos tumores. Cuando fui a hacerme la biopsia, el profesional que me estaba realizando la prueba me dijo lo siguiente: “Ha tenido suerte”. Yo pensé que era porque los tumores no eran malignos, pero no. “Usted, por su edad (72 años) está fuera del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama. Parece que le hemos convocado por un error administrativo”, añadió.
No lo podía creer. Desgraciadamente, me dijeron que los tumores eran malignos y que tenía no dos sino tres, según una prueba posterior. Que, así las cosas, me tenían que extirpar una mama y quitarme el tumor de la otra. La operación estaba en marcha y me citaron con el cirujano. De nuevo se repitió la misma historia: “¿Cómo se ha dado cuenta de los tumores?”, me preguntaron. Les dije que no los había detectado yo, que los habían visto en la mamografía. “Pero usted está fuera del programa”, añadió el cirujano.
Le comenté lo del error administrativo que me mencionaron en la prueba anterior y dijo: “Bendito error. Podía haber llegado tarde”.
Cáncer de mama
El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente y el de mayor mortalidad entre las mujeres vascas. Su detección temprana es un factor de gran importancia, que permite llevar a cabo tratamientos más eficaces y menos agresivos, consiguiendo, de esta manera, mayor calidad de vida y mayores tasas de supervivencia.
La Comunidad Autónoma del País Vasco cuenta desde 1995 con un Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama, ofertado por Osakidetza, mediante la realización de mamografías bilaterales en doble proyección, dirigido a mujeres de 50 a 69 años.
En este momento, en el que me siento tan vulnerable en este cuerpo mutilado, exijo con urgencia lo siguiente: que en el Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama amplíen el abanico de edad cuanto antes.