El de la presidenta madrileña, quien hace unos días defendía a su pareja, acusado de fraude a Hacienda, aduciendo que esta le debía 600.000 euros y no al revés. Ayer decía que su novio es un particular, ya no es novio, solo un particular que se defenderá como tal. Los que vivimos en gananciales no podemos entender que durante un año y medio de convivencia en un piso de lujo en el centro de Madrid no se hubiese preguntado cómo su particular novio se había comprado el pisazo junto con un Masserati y un Porsche con los beneficios de una empresa con cero empleados. Una pareja con secretos de alcoba. ¡Qué listo es mi particular novio! Querido, abre otra de champán para celebrar que los madrileños me seguirán votando, que no se enteran. Y así nos toman el pelo a los que estamos en gananciales. ¡Qué país...!